sábado, 18 de abril de 2015

Valdemanco del Esteras. Naturaleza viva entre tres Comunidades Autónomas.

Valdemanco del Esteras se encuentra en el suroeste de la provincia de Ciudad Real, integrado en la Comunidad "Montes Sur". Limita al norte con la Puebla de Don Rodrigo, al este con Saceruela, al sur con Almadén y Chillón, y al oeste con Baterno en la provincia de Badajoz. El término municipal está atravesado por el río Esteras, afluente del Zujar, y éste a su vez afluente del Guadiana.





Nos encontramos ante un pueblo rico en historia, cerca de poblaciones emblemáticas de la orden de calatrava que antaño basaba su actividad en la apicultura y la transformación del trigo en harina en los molinos hidráulicos, citados en las crónicas de Sancho III el Grande.
Todo este pasado está reflejado en su escudo heráldico, en el que la simbología nos muestra los panales de abeja, las dos corrientes fluviales que atraviesan el municipio y ovejas, símbolo de su cultura ganadera.


Pero sobre todo, rico en paisajes y entornos naturales que, por suerte, todavía no han sido perturbados por el turismo masivo, en los que el visitante puede encontrar paisajes de ensueño con aguas “sembradas” de nenúfares, símbolo de pureza y vida rodeados por sierras vírgenes donde reinan las flores y la fauna autóctona.


La finca Olivares del Esteras S.L. sitúa su actividad en este municipio, contando con más de 400 Ha de terreno agrícola, la mayoría dedicadas al olivar dentro de la denominación de origen “Monte Sur”.


Es el acebuche u olivo silvestre, del árabe azambui, el pie en que han sido injertadas las variedades manzanilla cacereña, picual, cornicabra y limoncillo, lo que hace a estos árboles ser más resistentes a enfermedades e inclemencias climáticas.


Un entorno natural donde predominan los prados, el ganado, la jara y los encinares surcado por el Río Esteras, de la cuenca del Guadiana.


Allí, el respeto a la fauna y el medioambiente son garantía de una producción ecológica de calidad y futuro para la comarca.


En la finca se puede observar el madroño, la cornicabra o Pistacia terebinthus donde se injerta la pistacia vera para la producción del pistacho, así como los acebuches en estado natural, amén de robles, alcornoques, algarrobos, encinas, chaparros…


El respeto del entorno, no utilizando productos químicos permite que la fauna se refugie en los azirates, pudiendo observar aguilas, cigueñas negras, jabalies, ciervos, tortugas… preservando la calidad de las aguas y fluviales.


Son olivos centenarios (algunos de más de 500 años) que sobrevivieron a la sobre explotación y la química, gracias a la adaptación natural al entorno, el clima privilegiado de esta zona y la agricultura natural tradicional que los pobladores de estas tierras han sabido aplicar a los cultivos, pues sabían muy bien que estos olivos eran una inversión para el futuro de sus familias y de la comarca.


El habitat de estos olivos es la solana de esta población y su cultivo, entre los 500 y 700 metros sobre el nivel del mar, es de secano, sin ningún riego adicional a las lluvias anuales, que junto a la riqueza de la tierra y el adobo de los restos del desbroce y la poda, dan año a año un aceite excepcional y puro.

Sergio Fuentes

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