domingo, 21 de febrero de 2016

Grandes del Naturalismo. Tributo a... El padre del pirineísmo

Desde pequeño me ha fascinado todo lo relacionado con el Pirineo, su majestuosidad, el desproporcionado tamaño de las cimas, sus grandes bosques de hayas y abetos, y en particular el impresionante macizo del Monte Perdido que está situado en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido en la provincia de Huesca, con sus viejas leyendas e historias de personajes históricos.

Louis Ramond de Carbonnières (1755-1827), es uno de estos personajes históricos, ya que es considerado como el padre del “pirineísmo”, por “pirineísmo” se entiende la actividad montañera en el Pirineo y por “pirineístas” los que la practican de un modo habitual, es decir, como el alpinismo del Pirineo.

Ramond de Carbonnières fue un noble, naturalista, escritor y montañero por excelencia, nació en Francia y viajo por los Alpes donde quedo cautivado por el Mont Blanc, la montaña granítica más alta de la cordillera de los Alpes, tiempo después viajo a los Pirineos, en julio de 1787, haciendo sus primeras excursiones y maravillándose de la belleza de los paisajes, y en particular quedando impresionado por la colosal estructura del Monte Perdido, convirtiéndose en ese momento en su gran obsesión. Desde entonces se dedica a planificar una expedición para ascender a la cima del Monte Perdido.

El nombre de Monte Perdido tiene origen francés, es decir, Mont Perdu y ello se debe a la dificultad para divisarlo desde la vertiente francesa. Geográficamente es el macizo calcáreo más alto de Europa (3355m.) y durante muchos años fue considerado el punto más elevado de la cordillera pirenaica, en la actualidad se sabe que Monte Perdido es el tercer pico más alto del Pirineo, por detrás del Aneto y del Posets, también ubicados en Huesca.

El año 1802 alcanzo su cima en su tercera tentativa, contando con detalle de las dificultades para andar en las pendientes con desprendimientos, de los riesgos de caída con acantilados de varios centenares de metros, y todo ello con bastones de hierro y cuerdas de cáñamo.

Sus trabajos y publicaciones le valdrían de un reconocimiento de los científicos de su época y hasta el propio Napoleón reconoció al barón sus méritos y lo distinguió con el título de señor del Puy de Dôme.

Su impronta histórica ha dejado huella en el nombre de una montaña, el Soum de Ramond que junto al Cilindro de Marboré y el mismo Monte Perdido forman tres picos emblemáticos “Las Tres Sorores”, así como la propia ciencia le hizo un hueco y denominó la flor que aquí conocemos como  Oreja de oso, en su denominación científica como ramonda myconi.

En sus excursiones, retranscribe sus descubrimientos y observaciones en sus "libretas". Escribe sobre todo, de botánica, de geología, de alpinismo, de mineralogía..., en sus incursiones botánicas cataloga más de 800 especies, creando un gran herbario conservado para su conservación y estudio en el herbario BBF del Conservatoire botanique national des Pyrénées et de Midi-Pyrénées en Bagnères de Bigorre (Francia).
Yo he ascendido el Monte Perdido y el Aneto, entre otras cimas, y puedo decir que no es solo llegar a la cima, es mucho mas, es disfrutar de la naturaleza, sacando sentimientos difíciles de explicar, emoción, admiración, ganas de estar allí, observando la belleza del paisaje, los movimientos y los sonidos de la fauna, la flora, absorber la historia y leyendas del lugar, en resumen disfrutar a través del conocimiento del entorno. Esto es lo que hacia nuestro amante de las montañas Ramond de Carbonnières.


Dejo el enlace para ver el herbario de Louis Ramond de Carbonnières, una colección patrimonial de primer orden.

Dejamos para la reflexión dos imágenes, evolución del glaciar del Monte Perdido.
Fotografía tomada por el “pirineísta” francés Lucien Briet en 1895.
 
Fotografía sacada de Internet, tomada en octubre del 2012.

José María Trallero Bails

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