jueves, 10 de enero de 2019

RIQUEZA MICOLÓGICA

         En Penyagolosa, la presencia de los bosques es intensa y define el paisaje como en ningún otro lugar de la Comunidad Valenciana. 
         El bosque es diverso; pinares, carrascales, robledales... conviven con tierras de pasto, siendo esta alternancia entre bosques y cultivos una de las características más marcadas de Penyagolosa.
         Encontramos en el macizo un sustrato geológico formado en el cretácico y constituido por rocas calcáreas compactas, en las cuales encontramos intercaladas capas de sedimentos silíceos, dando lugar a una gran variedad de tipos de suelo que, junto a la orientación, redundan en la diversidad de paisajes ya mencionados.
         Aunque Penyagolosa no es ajeno al cambio climático, sigue presentando, a diferencia del resto del territorio valenciano, precipitaciones a lo largo del año y abundantes tormentas en verano. Este especial régimen hídrico, junto a la variedad de ecosistemas hacen que Penyagolosa sea un verdadero paraíso para el micológico. 


Imagen por: Fran Cuenca

         
         No, no es un lugar para recolectar cestas y cestas de setas a la usanza de los interminables pinares de otras tierras, pero si encontraremos una diversidad micológica muy poco común que en otros lugares, y sobre todo, poco común en tan poco espacio. 
         Indudablemente el esclata-sang, rovellón, rebollón, pebràs... es la reina de las setas, al igual que en todo el resto de la Comunidad Valenciana. En los años favorables lo podemos encontrar por todas partes, haya o no pinos. Pero la diversidad de ambientes hace que convivan el esclata-sang o Lactarius sanguifluus, de tonos rojos, típico de las áreas de suelo calcáreo, y el más apreciado en nuestra tierra, con el rovellón o Lactarius deliciosus, más anaranjado, que se desarrolla en suelos silíceos y es el más común en el resto de España. En los alrededores de San Joan nos encontramos con la curiosidad de un pequeño barranco en cuyas vertientes abunda el Lactarius deliciosus, y en la otra el Lactarius sanguifluus.


Imagen por: Fran Cuenca (Lactarius deliciosus)


         Paseando por el entorno nos encontramos con abundantes Amanita muscaria que dan una nota de color al bosque, junto a ellas aparecen ceps o Boletus edulis. En zonas más húmedas son muy abundantes los rossinyols o rebozuelos, Cantarellus cibarius y las angulas del monte, Cantarellus lutescens.


Imagen por: Fran Cuenca

         Completamos el cuadro, ya que la lista sería poco menos que interminable, mencionando Clavariadelphus truncatus en algunas vertientes del bosque de San Juan, Lepista nuda o pie azul, infinidad de russulas, ramarias, Agaricos o champiñones, y la siempre espectacular Macrolepiota procera o apagallums. En los prados, en temporada, suelen ser muy abundantes las setas de cardo, Pleurotus eryngii.


         

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