Además de su interés ecológico, las leyendas que esconde el Montseny también causan sensación. La tranquilidad y la soledad de sus bosques siempre están acompañadas del rumor del agua y esto lo convierte en el escenario ideal para las huidas de los bandoleros y los rituales de las brujas.
Una de las historias más conocidas es la de las mujeres de agua o brujas de Viladrau. La leyenda se remonta al siglo XVII, cuando muchas mujeres se escondieron en este paraje huyendo de las cazas de brujas. Algunos cuentan que estas figuras míticas aún salen por la noche a bailar. Otras voces relatan que puedes encontrarlas bañándose en los muchos arroyos y saltos de agua que contiene este bosque.
La mujer del agua
Cuenta la leyenda que un anochecer de luna llena, hace mucho tiempo, el amo de can Prat de Gualba fue paseando hasta llegar al gorg Negro cuando era ya media noche. Mientras descansaba cerca del agua, vió como emergía de dentro del gorg una mujer desnuda de gran belleza.
Cascada del Gorg de la Plana |
El amo de can Prat le pidió matrimonio y le ofreció compartir la casa, las tierras y la riqueza que él tenía por toda la comarca, como prenda de su voluntad. Ella sólo le hizo jurar que nunca, en ninguna circunstancia, él no le recordaría su origen fluvial. Y se casaron. Ella se convirtió en una buena consejera para su marido, a quién ayudó a hacer prosperar, todavía más, el poder de can Prat. El matrimonio tuvo un hijo y una hija, que iban creciendo felices en medio de todo aquel bienestar.
Pero, un mal día, cuando el amo de can Prat y su mujer medían una buena tierra que había que preparar, empezaron a discutir sobre el cultivo más adecuado. La discusión fue subiendo de tono hasta que el marido, enfadado, recriminó la mujer diciéndole que, al fin y al cabo, poco podía ella entender de cultivos, porque no era sino una pobre mujer nacida y sacada del agua del río.
El mal ya era hecho, la mujer de agua huyó rápidamente hacia las profundidades del gorg Negro y el amo de can Prat nunca la volvió a ver. Aún así ella, cuando el amo no se podía dar cuenta, entraba con cautela a la masía, mimaba y besaba dulcemente sus hijos y dejaba caer unas lágrimas sobre la mesa del comedor que, el día siguiente, se convertían en perlas de gran valor. Así, a pesar de la tragedia, la pujanza de la casa se fortaleció más durante mucho tiempo.
Las Brujas de Viladrau
Viladrau tuvo el dudoso honor de ser la localidad de Catalunya donde más brujas se ahorcaron, 14 en sólo 2 años. Cuenta la leyenda que una noche de noviembre de 1617 (hace 400 años) las brujas se reunieron en los bosques de Sant Segimon. Unos días después una gran granizada destruyó las cosechas, lo que propició una cacería de brujas, a las que se culpó de aquel desastre.
¿Fueron las mujeres del pueblo culpables?
Siempre habrá dudas sobre si el aquelarre llegó realmente a producirse, pero los interrogatorios bajo torturas y la matanza de mujeres están bien documentados (se conocen los 14 nombres), así como la cadena de inclemencias meteorológicas que tuvieron lugar aquellos años. Todas esas mujeres fueron acusadas de ser culpables de todo (por el echo de ser conocedoras de remedios naturales) y de haber pactado con el diablo, motivo por el cuál fueron ajusticiadas en el centro del pueblo.
Para que tan horrible acto no caiga en el olvido, la noche del 31 de octubre el pueblo de Viladrau se vuelca en la celebración del Ball de Bruixes, una escenificación de los hechos sucedidos con música, luces y fuego. Los habitantes se maquillan y disfrazan, y la propia alcaldesa es la narradora de toda la historia, que empieza contando a los niños sentados en torno a un caldero.
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