Desde
tiempos antiguos la nieve y el hielo han tenido diferentes aplicaciones, como
las relacionadas con el transporte del pescado y la conservación de alimentos.
Las montañas fueron la nevera de las poblaciones hasta que se desarrollo la industria frigorífica.
En el
Carrascar de la Font Roja las actividades relacionadas con el comercio del
frío, principalmente la recolección, la conservación y el trasporte de la
nieve, constituyeron una compleja red organizativa de la que se documentan
varias noticias de los siglos XVII al XIX.
El nevero
que hoy conocemos como la Cava Coloma, en la documentación se llama Pozo del
Carrascal, se encuentra en la umbría y al abrigo de la Teixereta a una altitud
de 1.290 metros, entre el Mas de Tetuán y la cima del Menejador. La cava fue
construida por Bartolomé Picó, mercader vecino de Alicante. Las autoridades
municipales le concedieron el título de establecimiento el 25 de Septiembre del
1732.
Dicha
concesión obligaba a Picó y a sus sucesores a abastecer de nieve a Alcoy para
su consumo, y a un precio fijado, y que se duplicaba en caso de no haber nevado
la proporción de medio palmo de nieve y de mantenerse durante tres días
alrededor del nevero. Del resto podía disponer libremente para venderla a otras
poblaciones, principalmente a Alicante.
Cava Coloma. (Fotografía del centro visitantantes Font Roja Natura)
La
cubierta original de 1732 se disponía sobre dos arcos cruzados de sillares de
piedra, de los que aún podemos observar los estribos o arranques de los mismos
que han quedado en las paredes del depósito. La existencia de un horno de cal
que se encuentra alrededor de la cava, puede ser justificada por la necesidad
de hacer la cal imprescindible para la reconstrucción del tejado, ya que en
1867 se hundió la cúpula a causa de una copiosa nevada.
En
la segunda mitad del siglo XIX, el consumo de nieve en Alcoy era de unos 5.000
a 7.000 arrobas, cantidad que representa una media de tres o cuatro kilos
anuales por habitante. Se supone que el pozo de nieve, además del de Simarro y
otros, debió de estar en explotación hasta la primera o segunda década del
siglo XX.
De
esta actividad tradicional nos queda el testimonio de las cavas, de las que se
conservan seis construcciones en el Carrascar de la Font Roja, con un estado
desigual de conservación y unas características muy interesantes, constituyendo
un patrimonio monumental de extraordinario valor.
Las
labores de la recolección de la nieve no requería ninguna especialización, y
proporcionaban un trabajo de carácter ocasional a un considerable grupo de
jornaleros, los cuales recogían con capazos la nieve de las inmediaciones del
depósito, área denominada ventisquero.
Fotografía del Centro visitantes Font Roja Natura.
La nieve se tiraba al interior del pozo por
las puertas y ventanas del pozo, donde otro grupo de hombres con mazas de madera,
iban pisando la nieve. Cuando la nieve alcanzaba un grosor determinado se
aislaba de la siguiente capa por medio de paja o cáscara de arroz. Durante la
temporada de verano se picaba y extraía
del interior y los arrieros la transportaban hasta las “nevaterías”
de los pueblos.
Las
herramientas empleadas se guardaban en la casa de los “nevaters” o
edificación anexa que encontramos asociada a muchas cavas de la zona.
Javier Bou Alemany
"Las caves", neveros de nieve,.... son rasgos del patrimonio cultural del medio natural y rural que muestran las evidencias del cambio climático. Gracias Manuel
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