Las
explotaciones agrícolas nos permiten analizar diferentes restos estructurales y
materiales de las actividades tradicionales desarrolladas en estos centros de
explotación. La vivienda rural (masía) ha sido generalmente una unidad
económica autosuficiente, donde se puede distinguir la casa habitación y los
diferentes espacios de transformación de productos y de almacenamiento, los
corrales,...
Esta
finca también es conocida como El Serrallo, y su extensión originariamente
ocupaba 245 hectáreas de tierras altas ubicadas en el área accidental y
meridional del Carrascal. Según documentos esta zona se conocía con el nombre
de Teixeda, refiriéndose al lugar por que atravesaba el camino que
procedía de la villa de Ibi.
El acceso
tradicional se realiza por una pista o carretera que nace en la Font Roja.
Llegando al Pla dels Galers vemos un antiguo bancal, explotado por el
ermitaño de la Font Roja, en el que tradicionalmente se cultivaba maíz. Más
adelante se identifican algunas carboneras atravesadas por la carretera, y en
cotas superiores se intuye la proximidad de la masía por la presencia de
márgenes de piedra y tierras de labor, que hasta hace unas tres décadas tenían
cultivados árboles frutales adaptados a las rigurosas condiciones climáticas, y
que ofrecían pequeñas manzanas, claudias y acerolas. También se identifican
restos de viñedos y unos olivos raquíticos con rebrotes.
Junto
a los primeros bancales, y tomando una derivación a mano derecha, llegamos a
una fuente cubierta por una parra, en la que podemos ver la balsa con la piedra
que utilizaban para lavar la ropa. Aunque el caudal es irregular y escaso, las
aguas de esta balsa hacían posible poder disponer de un pequeño huerto.
El
análisis de los restos de la construcción y de los planos nos revela el
protagonismo de un cuerpo principal más sólido y con la estructura
longitudinal. En la misma entrada de la casa se encuentra la cocina, con los
fogones y el horno, dispuesta bajo de una gran chimenea u hogar, y a ambos
lados de la misma el banco para los cántaros y un asiento de obra adosado, todo
embaldosado con un zócalo de vistosos azulejos. Esta pieza se comunica con dos
habitaciones y con otro cuarto desde donde se accede a las habitaciones de la
planta superior.
Integrada
en la edificación, aunque con entrada desde el exterior, encontramos la
capilla, elemento que evidencia una infraestructura para los servicios
religiosos. Un anexo, añadido con posterioridad, es un cubierto o cochera actualmente
en ruinas.
Ahora
bien, si por algo es conocido el Mas de Tetuan, es sin duda por el
centenario tejo que se encuentra en el área de trillar junto a la masía. De
porte robusto y fabuloso se encuentra en muy buen estado. No tiene excesiva
altura, pero sí un grosor en el tronco que llamará nuestra atención. Es parada
obligatoria para hacerse una foto y recordar que hemos estado allí.
Javier Bou Alemany
Javier Bou Alemany
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