Oviedo - Grado; 30,5 Km.
Oviedo parece
aletargada. Los comercios cerrados y las calles vacías no son propias de un día
normal. Al consultar descubrimos que el 2 de Noviembre es festivo en Asturias y
unas cuantas provincias más.
Oviedo, ciudad
industrializada que desde la lejanía no invita a si visita, presenta un bonito
casco histórico además de unos enormes jardines con lagos y patos y de todo.
Bajo los soportales
de la antigua plaza del comercio están instalando un mercado, bajo un gran
platano un operario de jardines nos "planta" la fecha con césped.
En las afueras, sórdidos
edificios de nueva construcción en los flancos de amplios bulevares que
facilitan la huida de estos nuevos espacios que no transmiten nada.
A escasos 2 kilómetros
de la ciudad el paisaje es otro. Parece como si nos hubiéramos trasladado a
cientos de kilómetros del mundanal ruido metropolitano.
Pronto aparecen los
primeros síntomas del comienzo. Que si ahora una rodilla, luego la otra para
seguir con el tobillo y terminar con los típicos dolores de espalda.
El camino es verdaderamente
irregular. Prácticamente en todo momento te encuentras subiendo una cuesta o
bajando una rampa, pero del mismo modo, un manto verde te acompaña a donde
dirijas la mirada. Los prados se extienden hasta imponentes casas de piedra con
sus hórreos y sus gatos y perros, normalmente mastín o pastor alemán. Los
cultivos, de maíz, los bosques, de castaños, robles y laureles. Definitivamente
Asturias tiene su propia identidad como cualquier región norteña.
Un buen pote para
comer no puede faltar. Problema, hay que seguir caminando, y como buen novato
pagas las consecuencias pues empinados serán los caminos que nos quedan por
recorrer.
Llegados a Grado
descubrimos que el albergue se encuentra a 4 km. de la localidad. El sol está
cayendo, así que llegaremos de noche, un nuevo error de cálculo.
Un amable señor nos
indica la dirección a tomar, como tantos otros, sin la necesidad de
preguntarle. "El camino es llano", dice. Por desgracia no percaté lo
irónico del tono de su voz, por lo que el asombro ante tan tremenda cuesta fue
mayúsculo.
Pero al fin, entre
débiles gotas de lluvia llegamos al albergue situado en la trasera de una pequeña
iglesia.
Satisfacción tras
superar este primer tramo que, aunque temeroso de su dificultad, no llegas a
saberlo ciertamente hasta que lo emprendes.
10 literas en una
habitación en una pequeña caseta con aires de refugio de montaña. El
hospitalero se afana en darnos la bienvenida. El día toca a su fin. Tras el
esfuerzo, un merecido descanso, breve, pues mañana debemos seguir nuestro
camino.
***
"Todos los Caminos
empiezan con un primer paso"
.Jose Alemany
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