miércoles, 8 de octubre de 2014

Diario de un peregrino 2: Viento

Saint Jean Pie du Port - Roncesvalles

07:45 Al unísono atruenan los despertadores acordados a la misma hora. El sueño poco reparador da paso al ansia de la primera etapa cual chiquillo en su primer día de colegio.

El apetecible desayuno aguarda dispuesto sobre un par de mesas en el salón y la pequeña cocina de la casa. Mermelada, leche y cereales integrales nos van a aportar el sustento de esta etapa inicial.

Una bolsa repleta de bolas de plástico nos da la oportunidad de escribir un mensaje de 'intenciones' que después depositaremos en una especie de columna de alambre situada en la terraza.

Al pasar por el dintel de la puerta nos despedimos del afable posadero con la sensación de dejar atrás algo más que un simple albergue.

Descendemos por la Rue de la Citadelle del barrio de los españoles hasta atravesar la gran puerta de Notre Dame ante la que discurre lánguidamente un hermoso río habitado por cientos de truchas que mecen reposadas en el fondo a la espera del sol de un nuevo día.
Abandonamos este hermoso pueblo francés por una carretera que viaja hacia el sur rasgando prados y colinas pacidas por cientos de ovejas de piel negra y suave lana blanca.

Al paso, decenas de castaños y nogales tapizan el suelo con sus calóricos frutos que suenan a bendición ante el gran esfuerzo que se avecina. La tenue luz del cielo se intensifica a medida que despunta el sol por el horizonte y una tímida nube descarga saltarinas gotas que repican rítmicamente contra el asfalto. La estampa es bella.

Llegados al kilómetro 4 el camino comienza a tomar pendiente. Ante nosotros un serpenteante camino plagado de peregrinos asciende en zig-zag a través de un verde prado.

Paso a paso inicio la cuesta con el entusiasmo del principiante. A cada metro adelanto a un compañero de ruta de cualquier nacionalidad que me saluda en una variada gama de lenguas y acentos. Primer tramo desde mi salida en el que nada me ha rondado la cabeza, únicamente yo y mi Camino.

En el kilómetro 5 el Camino toma una pista de tierra todavía más inclinada. En este punto ya he adelantado a mas de una treintena de peregrinos y únicamente 4 de ellos encabezan la marcha. 

Corren los kilómetros en las marcas del suelo y la carretera, cabezuda, se empeña en ascendernos derechos hasta los mas de 1400 metros. Pero la cuesta no resulta mayor problema, quien mas quien menos se ha enfrentado alguna vez a la adversidad del Camino, nada insuperable, el problema aparece con la fuerte presión ejercida por el viento que te arrastra en dirección contraria a la deseada. Dura es la batalla librada contra los elementos si se pretende luchar contra ellos manteniendo además el ritmo deseado.

Pero si te detienes a pensar, el viento no sopla en nuestra contra, únicamente sopla, no tiene reproches hacia nuestra persona, simplemente no coincidimos en el sentido o la dirección. Cada paso es más duro, más pesado, por momentos pienso en abandonar, en detenerme, únicamente un peregrino avanza por delante de mí y es éste el que me mueve a continuar. Debo alcanzarlo, si alguien lo está haciendo yo debo intentarlo. No es una carrera, es una lucha conmigo mismo.

En el devenir de la batalla reflexiono sobre el primer punto trascendental de mi ser y tomo una importante determinación (al final el Camino va ha resultar más afectivo de lo que pensé). Respeto.

En el Camino todo se respeta, la tradición, la gente, la motivación personal de cada uno, a la naturaleza y a la urbe, allá por donde pasa el Camino es limpio y puro, no importa la lengua, raza o religión, nada se cuestiona, todo se respeta y así debe ser. Cuando el respeto impera todo es armónico y ordenado, creo que ésta debería ser una premisa en la vida.

Tras una pequeña parada de veneración a una pálida y desvencijada virgen, testigo del paso de miles de peregrinos con miles de historias únicas e irrepetibles, sigo la lucha por alcanzar el final de la etapa.

Los prados han dado paso a pastos de alta montaña. Rebasamos los 1000 metros de altitud para adentrarnos en un hayedo de erectos ejemplares que luchan entre ellos por alcanzar la luz del sol.

Entramos en España y mas concretamente en Navarra. Sigue el desnivel hasta los más de 1400 metros. El viento ha hecho mella en mis fuerzas pero no en mi espíritu. El viento entumece las piernas, nubla los sentidos y ahoga los pulmones pero ensancha el corazón (es la magia del viento) El viento no es invencible, únicamente necesitamos afianzar el paso y tener la convicción de que nada nos va a detener.

Llegados al collado comenzamos un fuerte descenso de más de 500 metros en menos de 4km. Ahora sí, inmersos en el espectacular bosque navarro podemos disfrutar de un paisaje asombroso, envidiable, inigualable. Reina la armonía entre los elementos que únicamente se verán perturbados por el fugaz paso del caminante. Silencio absoluto, paz interior y exterior para culminar la que seguramente ha sido la etapa mas dura de mi vida.

Llegados a Roncesvalles el tiempo se ha detenido entre los altos muros de piedra. Quisiera tocar las paredes y retroceder cientos de años para observar a través de sus ventanas cada una de las historias de los millones de personas que vienen siguiendo este recorrido durante siglos. Cada historia es única, cada persona importa, cada motivo cuenta. 

Tal vez ni tan siquiera así fuese capaz de comprender qué tiene el Camino... Esa sustancia invisible que impera en el ambiente y que llena el alma y reconforta el espíritu.

Tras la misa de bendición de las 20:00 a la que aconsejo ir, repito, por motivo más espiritual que religioso, pues el lugar y la atmósfera invita a la calma y la reflexión, una reconfortante ducha y una agradable cena en Casa Sabina, (crema de verduras, pato y yogur casero por 9€) revitalizan el cuerpo antes de tomar la medida al catre asignado en un limpio y ordenado albergue por la módica cantidad de 10€ la noche.

180 personas en una misma estancia y ni un solo 'roce'. Qué será aquello que apacigua a la bestia? Será la magia del Camino.

Pregúntale al Corazón cuando no sepas que hacer.

Porque oímos Tú Palabra pero no la escuchamos


No preguntes, si no quieres oír la respuesta, simplemente cambia la pregunta.

Jose Alemany

2 comentarios:

  1. Utreia et suseia, amigo.

    Alberto.

    Pd. Si le parece al titular del blog, mañana pongo una entrada de la historia de la credencial del Camino de Santiago. Con alguna que otra foto y anécdotas vividas en primera persona.

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    1. Seria un placer contar con tu vivencia y experiencia, puedes publicar tantas como quieras, preferible hacer tematicas

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