domingo, 12 de octubre de 2014

Diario de un peregrino 5: Gris casi Negro

Puente la Reina-Estella-Monasterio de Iratxe

El estrepitoso ronquido de mi compañero de cama de hoy no ha dejado de atormentarme en toda la noche.


Un pie en la calle basta para percatarme de que la grisácea mañana que despierta combina a la perfección con el gris de mi espíritu gris.


En el siguiente paso el dolor en persona da el pistoletazo de salida en su macabro juego. Intento recomponerme inmediatamente y sobreponerme a una mera sensación física.
Atravieso la preciosa villa por sus calles empedradas mientras los comerciantes abren sus negocios y los mercaderes montan los hierros de su puesto en el mercado. Atravesando el casi milenario Puente de la Reina siento sus imponentes pilares sujetando la carga de cientos de años.

El camino es llano, pero el dolor no amaina, está jugando sus cartas, mina la moral a cada envite. De nuevo, la lluvia. El punzante e inaguantable dolor que siento en el tendón de Aquiles es como si un cuchillo dentado tratase de cortarlo en dos. Las lágrimas afloran en los ojos y saltan al vacío camufladas entre las miles de gotas que llora el manto gris que hoy me cubre.


No sé hasta dónde podré aguantar. Quizás el dolor me gane la partida. Tal vez este sea el fin, pero todavía dispongo de mi arma mas pesada y ésta es, el axioma de nunca rendirme.


Llegados a la primera cuesta el ritmo es casi nulo, pero constante. Decenas de peregrinos me adelantan y debo mirarlos desde la resignación. Cuando algo es vivido con pasión y exceso siempre deja herida. Es entonces el momento de  tomar distancia, nada me detendrá, si debo relentizar la marcha aprovecharé para disfrutar de los por menores y es que cuando se vive a toda velocidad se pierden los detalles.


Me centro en el paseo, en el mosaico de sus paisajes, el cantar de los pájaros. Entonces observo el cambio del Camino. Cuando en las primeras etapas era impensable encontrar un solo desperdicio, los laterales de éstos senderos se encuentran llenas de residuos, latas, papeles, botellas, bricks, etc. Por qué siendo los mismos peregrinos ha cambiado su pulcritud? A caso el contacto con un medio más antropizado nos separa de lo natural y correcto? Por favor si estas lineas llegan a oídos de algún sociólogo que deje un comentario.


Siguiendo con mi distracción para ignorar las jugarretas del dolor, observo como decenas de caracoles, gusanos, cienpiés y cualquier bicho del Camino han sido arrasados, aplastados, incluso babosas de 15 cm de tal tamaño que se podría hacer filetes de ellas, han sido reventadas por los pisotones de los caminantes. Si ni tan siquiera los peregrinos, especialistas en andar ya que es su única función, son capaces de mirar dónde, qué o a quién pisotean, cómo pretendemos que en nuestro camino habitual tengamos en cuenta sobre quién pasamos. La desnaturalización del ser humano.


Mañeru es otro de los pueblos del Camino con encanto propio. Me tomo un respiro y un café calentito para reponerme de la humedad exterior.

Llegando a Cirauqui se me terminan las provisiones de la mochila y pienso que debo reponer en el próximo super. A la entrada del pueblo, la furgoneta del panadero en su ruta diaria por los pueblecitos. Una bolsa de cruasanes que ofrezco a dos japoneses que observan curiosos la bollería al pasar ante ellos. Titubean dos segundos antes de extender la mano y servirse ellos mismos. No habrá una sola vez en que nos crucemos y no me repitan "cenkiu" un par de veces con su particular acento y me dediquen una amplia sonrisa. Resulta asombroso lo poco que cuesta ganarse el respeto y la simpatía de alguien, y sin "entendernos". Si actuáramos más y hablásemos menos, qué bien nos iría.

Son miles las piedras con que nos cruzamos a diario. El conjunto homogeneiza todas ellas. Pasamos de largo a toda velocidad. Solamente al observar, en lugar de mirar, en ocasiones somos capaces de Descubrir. Una más entre tantas, tirada, a la espera de alguien que la sepa apreciar. Con más años que el propio Santiago, con una magia que pocos conocen y dañada por las pisadas, el hueso fosilizado de vete tú a saber qué antiguo ser. Incontables habrán sido las personas que habrán pasado junto a éste sin reparar en su belleza. A partir de ahora ya no va a sufrir más daños.


Prosigo com mi nuevo tesoro, pero el dolor no da tregua y lanza un nuevo golpe asestándome una puñalada esta vez en el interior del pie izquierdo. Pero entonces contraataco echándole un pulso, el objetivo ya no es Estella, ahora me dirijo al pueblo que esté más allá.


Y la batalla sigue. 6 horas han transcurrido cuando alcanzo Estella desde que saliera de madrugada. 6 horas para recorrer 20km. Ya he ganado. He llegado al final de la etapa, pero ahora es mi turno de réplica, recargo fuerzas en el bar 'El Che', junto al río, y sigo adelante como puedo.


Pero en Ayegui tampoco me detengo, tengo algo que agradecer y me dirijo al Monasterio de Iratxe. 


De camino es parada obligatoria la Fuente del Vino, de las Bodegas Irache, que han dispuesto un tirador de vino para que el peregrino cansado retome fuerzas tantas veces como quiera. Buen caldo, todo hay que decirlo.


Con la intención de llegar a Azqueta casi entrada la noche, paso ante el camping Irache en el que alquilan cabañas por 20€ la noche y decido, superada la prueba ya, pernoctar cómodamente aquí.

Ya entre las paredes de madera, tras una buena ducha y unas friegas a mis maltrechos músculos, descanso y recapacito en soledad con los sonidos de la tempestad que azotan mi casita de hoy. La lluvia y los truenos me adormecen.

Hoy he ganado la batalla, tampoco tenía un digno competidor, el tal Dolor Físico es un Don Nadie. Todos sabemos a qué dolor hay que temer de verdad.

Sólo con la redención sanan las heridas del Alma

Solo con sufrimiento se consigue algo en la vida. A los Grandes me remito.

Tu Camino te habla, atiéndelo.


.Jose Alemany

1 comentario:

  1. Si aún estás en Azqueta, pregunta por Pablito, espero que aún ande por estos Caminos

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