domingo, 12 de octubre de 2014

Viaje con el maquinista en el ferrocarril de vía estrecha más largo de Europa.

Con ocasión de ir al bosque de Pardomino utilizo el "Tren de la Robla" como medio de transporte, con el valor añadido de ir con el maquinista.

El Ferrocarril de La Robla constituye la línea de vía estrecha más larga de Europa Occidental, con 335 km, comprendida entre La Robla (León) y Bilbao (Vizcaya), en España.
Su tramo principal, entre La Robla y Valmaseda, fue inaugurado el 11 de agosto de 1894. Su objetivo principal era acercar la importante producción carbonífera de las cuencas mineras leonesa y palentina a su consumo en la poderosa industria siderúrgica de Vizcaya.
Su recorrido atraviesa las provincias de León, Palencia, Cantabria, Burgos y Vizcaya, y debido a su influencia económica y social a lo largo de más de un siglo es considerado uno de los ferrocarriles más emblemáticos de España.
Así comienza la excelente página que Wikipedía dedica al Ferrocarril de La Robla. Añadiría que desde una mirada naturalista y paisajista, a nivel europeo estará en consonacia con la largura de su trayecto.

Este medio de transporte he utilizado en repetidas ocasiones, en particular y en general los ferrocarriles de vía estrecha y en esta ocasión lo he tomado para acercarme a otra joya: el Bosque de Pardomino en la provincia de León. Espacio que pertenece a la Red Natura 2000 (LIC y ZEPA) y con las figuras de protección del Plan de Recuperación del urogallo cantábrico y del plan de recuperación del oso pardo. (Aquí, la II parte: Bosque de Pardomino).
Para ello se hace el trayecto Bilbao-Boñar. Comenzando desde la estación de Santander, y ello porque en 1902 se alargó el trayecto desde Balmasea a Bilbao.

 

En el interior de la estación se tomará, de los tres, el de la derecha.


 

Es el día de Todos los Santos y el tren lo toma muy poca gente. Parece que es invariable, siempre que monto, el trato coloquial y afable que tiene el interventor con los viajeros, en especial con los asiduos. Así a las otras dos personas que van en el vagón les pregunta por las vacaciones y por la estancia en Andorra. Vamos como de la casa.
Los primeros kilómetros son muy conocidos, así que pocas fotos.
El paisaje fluye a través de las ventanas como si de una proyección cinematográfica se tratase.

 

Entramos en el Valle de Mena, al comienzo el Diente del Ahorcado.

  

 Al otro lado la Sierra de Ordunte.  En 1991 el MOPU cerró por motivos de seguridad la linea a los pasajeros, reanudándose en el año 2003. En aquellas fechas 12 horas era el tiempo del trayecto. En este Valle de Mena, las vacas viendo pasar el tren.

 

A continuación comenzará la subida más importante de todo el trayecto, saliendo a nivel de mar se sube el puerto del Cabrio a 750 m. por un robledal imponente. 

Todos los viajes son diferentes, este lo hice con el Maquinista. Agradecerle, nuevamente, que pudiera acompañarle y las explicaciones que me dio a lo largo del trayecto.
En este tramo me decía: "esta es una de las zonas más delicadas, en esta época las hojas de los árboles cubren los raíles y el tren puede patinar. Ello provoca la aceleración de la rueda, se pierde tracción y se corre el riesgo de no poder subir. Con mercancías, que antes era maquinista de mercancías, me he llegado a quedar".

 

Coronando el puerto la panorámica es impresionante.

 

Una imagen de la cabina.

  

 Y otra del interior de los vagones.

  

La anchura de la vía es de un metro.

  

Y ello da la sensación de ir, literalmente, por un sendero. La escasa velocidad ayuda a tener esa percepción.  Son numerosos los túneles que pasamos, aquí viene uno...

 

¡Que distinta es ver la vía desde esta privilegiada situación!  La salida está más cerca.


Yo estaba, en la creencia que el Maquinista se encargaba solo de controlar, parar y arrancar el tren. A fin de cuentas se va por una vía, con lo cual poco más que hacer. Que equivocado estaba.
En todo momento va mirando a la vía, como un chofer de autobús la carretera. Puede haber sobre la vía una piedra, un animal, un árbol, en definitiva un obstáculo. Va acelerando y frenando según las circunstancias, tocando el claxon (¿se dice así?), controlando y tocando la pantalla táctil, etc.


Un detalle, cuando se llega a una estación en el paso a nivel se encuentra un padre con dos niños de unos siete a nueve años. Al unísono veo que el Maquinista levanta la mano y corresponde al saludo de los niños, al mismo tiempo que toca la bocina. "Como le gustan a los chavales que les saludemos y toquemos la bocina". Este acto que no figurará en ninguna estipulación de su contrato de trabajo ni en el convenio, lo dice todo de este profesional.

Por estas tierras mi abuelo materno, nacido en 1901, con apenas 15 años empezó con su padre, tíos y primos a frecuentar este ferrocarril al dirigirse desde Bilbao (o desde el ramal que salía de Lutxana-Barakaldo) a Espinosa de los Monteros, para una vez en este valle pasiego del norte de Burgos visitar los distintos pueblos circundantes, comprar unos buenos rebaños de oveja, cargarlos en el apeadero de Espinosa y enfilar rumbo a Lutxana-Barakaldo. Pero muchas veces, o perdían el tren o este iba ya lleno o no rentaba económicamente, por lo que tenían que hacer el viaje andando desde Espinosa a Balmaseda, donde aprovecharían para cargar su rebaño, pero el padre y los tíos les decían “ya que estáis aquí en Balmaseda ir andando a Lutxana, total para lo poco que os queda”. Y así, mi abuelo y sus primos realizaban el viaje, y esto ocurría las mayorías de las veces, andando desde Espinosa a Lutxana y con unas trescientas ovejas.

El tiempo y la coincidencía, hizo que quien esto escribe también trabajase  durante más de 20 años de peonaje y del ¡duro!, en una de las mejores ganaderias vacunas del Estado.

 

Otra de las características de este trazado son sus trincheras. 
Trincheras que cuando nieva se pueden quedar tapadas. "En ese caso suele ir una máquina quitanieves por delante, pero en ocasiones si nieva fuerte podemos encontrar nieve. la nieve puede llegar a la altura de la boca de un puente y en ese caso la quitanieves, a toda velocidad, se estrella contra ella y lo aparta. Si lo hace suave no podría".

 

"Son muchos años trabajando de maquinista y he visto y vivido de todo. En un paso a nivel, que todos son automáticos, vi como paro un coche por la luz roja de semáforo y porque me acercaba al cruce. De repente se baja el ocupante, mira a ambos lados para ver si viene el tren. Ostias que yo estaba en la vía acercándome, cuando veo que se mete el ocupante en el coche y este ¡cruza la vía!. No me los llevé de milagrosa esos espabilados".

   

Estamos llegando a Arija. "En esta zona trabaja el "arenero", existe como unas 40 clases distintas de arena, para obras y vidriedas". Al fondo Alto Campo.  Antes del embalse del Ebro, aquí se encontraba la recta más larga del trayecto ¡7 km!. Con el embalse hubo que bordearle y la recta desapareció. Aún así...

 

-¿Alguna anécdota? - En una ocasión, de prácticas con este modelo de máquina, nos encontrábamos: un compañero al mando también de prácticas, el maquinista titular, el interventor, el ingeniero de la empresa de la máquina, ya que eran nuevas y se quería ver su funcionamiento y yo. De repente una roca en mitad de la vía, freno de emergencia, choque contra la roca, decarrilamiento y "máquina estrenada".
 
Por cierto en el viaje pude comprobar como el tren se paro de urgencia. La puerta en la que estaba apoyado se abrió y el tren se paró. "Eso de frenar como en las películas, con la rueda bloqueada y echando chispas no es efectivo: la rueda no se tiene que bloquear, como el ABS".
Saco la cámara por la ventana y fotografio a la torre de la iglesia que se encuentra en el embalse.



La atención del maquinista a la vía es constante. "Cuando transportaba mercancías, no todos los vagones tenían frenos. Entonces teníamos que calcular para combinar con los que tenían...

   

... con los vagones-tolvas al tener el centro de gravedad más alto, hay que tener cuidado con la velocidad y las curvas ".

  

 A continuación entramos en la zona de Montes Claros. Donde está un monasterio con la mejor colección de mariposas de Europa. Unas imágenes valen más que mil palabras.

        

En Mataporquera tenemos que hacer transbordo. La cementera al lado.

 

Un valor añadido que tiene esta linea son sus viajeros: "Cuando hay algún problema, son los primeros en tranquilizarnos: tu tranquilo, con que nos saques de aquí basta". Y sí, llegado el momento se sacan los bocadillos de tortilla de patata. ¡Cuantas tesis doctorales podrían dirigir esta gente sobre el trabajo y sacrificio!.

  

Va anocheciendo y miro el recorrido. Decir que la puntualidad es exacta.

  

Bonito el anochecer visto desde el tren.


 

Y llegada al destino, a Boñar.


 


Resulta curioso el buscar lugares exóticos y lejanos para realizar un viaje en ferrocarril y en ocasiones económicamente caro, cuando aquí lo podemos disfrutar  a precio de billete ordinario de ida y vuelta. Todo ello en un entorno naturalístico de primer orden.

Al día siguiente se fue al bosque de Pardomino, pero eso es otra historia...


Por: Naturmendi.


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