Hoy voy a hablar sobre el haya trasmocha, una técnica
centenaria de aprovechamiento forestal que nos ha dejado paisajes singulares en
el País vasco. Esta técnica se ha llevado a cabo con distintas especies como
robles, castaños o sauces; pero es sin duda el haya (Fagus sylvatica) la más característica en estas tierras.
Un pequeño bosque de Hayas trasmochas en el Parque Natural de Aizkorri-Aratz
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Se ha
documentado que en el País Vasco la madera del Haya apareció hace unos 8000
años, y ya hace 5000-4000 años los hayedos formaban masas importantes en esta
zona. Ancestralmente los hayas tenían un uso alimentario humano: Los hayucos se
comían como si fueran pipas o asadas, las hojas jóvenes se comían para
aprovechar ciertos alcaloides alucinógenos y como aporte de vitaminas y
proteínas. El Aceite del hayuco también es otra de las prácticas alimentarias
en toda la antigua Europa.
Acercándonos ya a la vida moderna los usos que ha tenido el
haya han sido diversos, destacando entre ellos el uso para alimentario animal,
el uso para combustible, el uso para fabricación de barcos, para abono,
productos químicos… Y en la época de la industrialización, en el siglo XIX,
vivimos un capitulo oscuro en la historia de nuestros bosques. La acción secular
humana talaba bosques enteros y plantaba extensos monocultivos de coníferas para
sacar carbón y para la construcción.
Matarrasa llevada a cabo en una plantación de Pinus Insignis |
Centrándonos otra vez en los trasmochos, por lo visto, su
origen está en una práctica que se inició desde antiguo en Bizkaia
y Gipuzkoa para evitar las ventas forzosas de arbolado a la Marina en
el Siglo XVI, ya que ante la necesidad de construcción de barcos de guerra
para la Armada, la Corona practicaba la expropiación de arbolado, fijando
el precio que consideraba oportuno. (“El Ayer y el hoy del haya trasmocha”.
Samuel Álvarez Rubio)
Las expropiaciones supusieron una buena razón para
generalizar la práctica del trasmoche en la juventud del árbol pero sin ser
guiados. De este modo crecían árboles de troncos cortos y con ramas retorcidas,
que proporcionaban madera que no alcanzaba las longitudes ni formas deseadas, y
que contenían excesivos nudos para la construcción naval con ello se conseguía
eludir las necesidades madereras del estado.
Los árboles viejos esconden mucha fauna
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Hay que
decir que hoy en día en el Parque Natural de Aizkorri-Aratz aún Se conserva una
buena extensión de bosques originales, especialmente hayedos calcícolas y
acidófilos, así como marojales. A este tipo de formaciones corresponde cerca de
la mitad del 40% del área, siendo muchos de ellos trasmochos.
La situación actual, es la pérdida de estas
prácticas culturales, el turno de aprovechamiento y los propios usos de esa
madera se han abandonado y ahora se gestiona el hayedo mediante aclareos
sucesivos. Por ello nos encontramos con los árboles que todos conocemos, árboles
con forma de candelabros con ramas de grandes dimensiones son los llamados “TRASMOCHOS INTERRUMPIDOS”. Esta
peculiar configuración de las hayas dota al bosque de una personalidad y belleza
singular. Siendo Árboles que son verdaderos monumentos, ya que son testigos de
una cultura y forma de vida desaparecida.
Árboles
(Fagus sylvatica) marcados para
cortar. Técnica de aclareos sucesivos.
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A continuación dejo un link de un breve vídeo sobre
el “Proyecto LIFE: Árboles trasmochos". (Está en euskera y en castellano). Simplemente, os dejo disfrutando de estos paisajes y yo empezaré a elaborar la siguiente entrada donde trataremos temas mas espirituales... saludos.
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