El tema de esta entrada se centra en la
caza, eje fundamental entorno al cual se establecen numerosas relaciones
económicas y sociales en el Parque Natural Sierra de Hornachuelos.
La caza aunque suele estar rodeada de
ciertas controversias, con sus detractores y sus defensores, es quizá unos de
los modos de vida más relevantes, o al menos el que más dinero aporta a los
núcleos de población más ligados al Parque como puede ser la localidad de
Hornachuelos, en este pueblo la caza forma parte de la vida de sus habitantes,
siendo elevado el número de cazadores en la localidad, y asentando entorno a
esta actividad numerosos negocios y transacciones económicas como la gestión de
cotos, la vigilancia y guardería, compra-venta de trofeos y cuernas, venta de
puestos de caza, venta de carne de monte, contratación de rehalas de perros,
contratación de mulos para sacar piezas abatidas de zonas de difícil acceso del
monte, venta de armas, cartuchería, ropa de caza, alojamientos y comidas para
los cazadores que vienen de fuera, servicio de catering, veterinarios,
taxidermistas, mantenimiento de fincas y cotos de caza, producción y
aprovechamiento de SANDACH (Subproductos Animales No Destinados Al Consumo
Humano), salas de despiece para comercialización de carne de monte, etc. convirtiéndose
la Sierra de Hornachuelos en una destacada referencia en el mundo cinegético.
A lo largo del tiempo se han extendido en
este espacio natural importantes cotos poblados en su mayoría por ciervos y
jabalíes. La verja de los Jardines de Moratalla (lugar que veremos en próximas
entradas) está coronada por jabalíes de bronce a ambos lados, denotando que
entramos en una zona muy conocida por la riqueza de dichos cotos, en los que
reyes y aristócratas satisfacían su afición a la caza, Alfonso XI en su tratado
de caza mayor llamado: “Libro de las Monterías” se nombran lugares de abundante
caza apareciendo comentarios como: “La dehesa de Hornachuelos es buen monte de
oso en invierno”, lo que invita imaginar la cantidad y diversidad de especies
animales que habitaron estas tierras en tiempos pasados y que desgraciadamente
sólo podemos hacer eso, imaginarlos.
El acto de la caza según lo cuentan los
cazadores es algo más que abatir una pieza o conseguir un trofeo, según ellos
cazar en vivir una experiencia, madrugar, realizar los preparativos del equipo
que van a utilizar, quedar con los compañeros para desayunar y compartir
charla, realizar el sorteo de los puestos de caza donde se explican las normas
y el desarrollo que va a tener la actividad, crear la “tactica” de caza ya sea
concretando puntos de suelta de las rehalas de perros o colocando las armadas
de cazadores en los lugares correctos (las armadas son grupos de cazadores que
son colocados en el monte por el “postor” normalmente en línea y separados los
unos de los otros por seguridad), tras finalizar la montería realizan una
“junta de carne” donde reúnen las piezas abatidas y un veterinario procede a su
inspección sanitaria, ya que casi en todas las monterías la carne pasará a ser
comercializada, tras este acto los participantes suelen asistir a una comida
organizada por los gestores del coto de caza y que suelen ser preparada por un
servicio de catering.
Estas comidas frecuentemente son momentos de
charla donde comentan cómo ha ido la cacería, qué ha conseguido matar cada
cazador, comentan el tipo de piezas abatidas, etc. y por supuesto algo muy
típico en cacerías de “alto standing” es el aprovechar también para cerrar
negocios financieros de otros ámbitos que puede que nada tengan que ver con el mundo
cinegético, escuchándose frecuentemente entre los habitantes del lugar
comentarios de que hay cacerías que se montan expresamente para invitar a un
determinado participante con el que se tiene algún importante trato a medio
concretar.
Foto extraída de la web elcotodecaza |
Existen en el Parque Natural 65 cotos de
caza siendo en su mayoría cotos de caza mayor, donde la mayor parte de las
cacerías se hacen en las modalidades de montería (suele estar enfocada a
ciervos) y de batidas de jabalíes, existiendo también cotos de caza menor donde
en algunos de ellos la caza de la perdiz con reclamo llega a tener muchos
aficionados.
El ciervo es con diferencia la especia más
cazada, seguida por el jabalí, y muy alejadas en cifras en muflón y el gamo.
Dentro del Parque Natural hay cotos en los
que cualquier aficionado a la caza se puede permitir participar o incluso ser
socio, pero por otra parte, en determinadas fincas de caza que poseen gran
prestigio y renombre en el mundo cinegético, participar en una montería pagando
por un puesto de caza puede llegar tener unos precios que están al alcance de
muy pocos bolsillos.
Cotos de caza en el P.N. Sierra de Hornachuelos |
La caza supone en algunas ocasiones “una de
cal y una de arena” para este espacio natural protegido, por una parte las
fincas privadas las cuales están acotadas invierten grandes esfuerzos
económicos y de personal durante todo el año en mantener en el mejor estado
posible el “trozo de Parque” que albergan, ya que con ello favorecen el
desarrollo de las especies cinegéticas siendo un atractivo para las visitas de
los cazadores en la época de caza, aunque por otro lado también hay que reseñar
que estos cotos de caza se encuentran cercados con mallados cinegéticos,
dificultando el libre movimiento de la fauna, así como en ocasiones algunos
sectores minoritarios han empleado el uso de cebos envenados y de cepos, con el
consiguiente peligro para todos los animales ya que se trata de elementos no
selectivos y prohibidos.
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