miércoles, 22 de noviembre de 2017

Cerámica y ceniza, el recuerdo de La Sierra de Mariola

Bele, ese es el nombre de uno de los viticultores mas antiguos de la Sierra de Mariola, esta persona ejerció el oficio de la agricultura hace unos 3,000 años, su poblado se asentó en Mariola durante 10 siglos. Fué uno de los Íberos que convivió con nuestras sierras, mucho antes de que siquiera el Cristianismo existiese. (desde el Siglo XI hasta el I A.c)
Ubicación de "El cabeçó de Mariola" y el asentamiento Íbero "Rojo"
Foto: Museo de Alcoy
Bele vivó en un poblado íbero (oppidum) en la loma de “El cabeço de Mariola”, (justo la montaña de arriba del actual “Camping de Mariola”), este poblado íbero aprovechó el dominio visual que otorga la cima y dominaron la zona gracias a sus fortificaciones naturales, usando el mismo relieve de la montaña que hacia de pendiente, obligando a los enemigos a penetrar en el poblado solo por una entrada.
Alrededor del asentamiento, se distribuían casas y huertos de agricultores que dependían de estos fortines, ya que la vigilancia y protección era clave para la vida en época de conflictos bélicos.
Así es como los Íberos se aseguraron un aprovechamiento de los recursos de la sierra, asentándose en un territorio en la que abundan las fuentes de agua, creando una zona con aprovechamientos agrícolas y teniendo gran producción de madera, además la frescor de la sierra en los meses estivales les fue de gran ayuda a los pastores de bovino y caprino, generando pastos y confort para el ganado.
También controlaban la zona de tránsito y circulación del territorio, ya que estaba en contacto con la “Vía Heráclea”, un importante camino histórico que se utilizaba mayoritariamente para el comercio de recursos con colonias griegas.
Poblado Íbero visto desde arriba.
Foto: Museo de Alcoy
 Bele, el viticultor citado anteriormente, no es un personaje ficticio que he creado para acompañar este texto, él fue una persona real que vivió en Mariola.
Gracias a las expediciones arqueológicas realizadas en 2013, se han podido conseguir restos de nuestros ancestros, como la ánfora de cerámica de Bele, donde maceraba y guardaba el vino, en ella ha quedado grabado su nombre en grafía Íbero-levantina. Además de esta ánfora, se han encontrado diversas cerámicas que indican diseños típicos de la Edad de bronce final, similares e los encontrados en el Castell de Xátiva.
Muchos de los restos cerámicos, se hallan termo-alterados y con restos de ceniza, esta ceniza nos cuenta que al parecer, el poblado fue saqueado con fuego y que impidió que sus habitantes pudiesen recuperar sus pertenencias y reservas domésticas, concluyendo así una etapa de 10 siglos de vida en la naturaleza, finalmente conquistada y saqueada por el imparable crecimiento del Imperio Romano.
Ánfora para guardar el vino, con el nombre del propietario escrito en grafía íbera
"BELE"
Foto: Museo de alcoy
Estos descubrimientos nos muestran el patrimonio que descansa en nuestras sierras, los restos de lo que fueron las costumbres, oficios, culturas y vidas de nuestros antepasados, recordándonos que la Sierra de Mariola nos ha dado cobijo y ha sido nuestro hogar durante miles de años, formando parte de nuestra vida e historia.





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