miércoles, 26 de febrero de 2020

El poder de la naturaleza

En alguna de nuestras ultimas visitas al Paraje Natural Municipal, observamos algo de nos llama mucho la atención, que es el poder de la naturaleza, la fuerza que puede llegar a tener el agua cuando se lo propone.
Las lluvias torrenciales de los últimos años han ido moldeando el paraje a su gusto, arrastrando todo aquello que se interpusiera en su paso, inundando zonas de ribera que en el estado normal del río ni por mucho menos alguien se pensaría que fuera capaz el agua de llegar allí, dejando todo tipo de sedimentos por allá donde su fuerza era menor, arrastrando y arrancando arboles a su paso, rompiendo puentes e incluso inundando i perjudicando a los recuerdos de las personas que viven en el entorno.
Aunque en un primer momento nos parece algo catastrófico y perjudicial, se trata de un proceso natural digno de admirar cuando no se producen daños a las personas, ya que la naturaleza nos demuestra su poder de ser la dueña de todo.
Rio Agres a su paso por Muro Fuente: Raimundo Cots Olcina

Desde hace unos años atrás hemos podido observar diversos tipos de crecidas, como por ejemplo recuerdo perfectamente uno que a mi personalmente me marco mucho, el cual sucedió ya hace una década, en el año 2010, cuando el Río de Agres a causa de las sequías no llevaba agua. Me encontraba, haciendo caracoles con mi padre después de una tormenta de otoño, un poco mas abajo de la Font del Baladre, y se escuchaba a lo lejos un rembor a lo lejos, ni mucho menos nos esperábamos lo que iba a suceder ya que minutos antes estábamos cruzando por el medio del cauce del mismo río. Al cabo de media hora nos preguntamos uno al otro, ¿Que sera esto? parece un coche, pero nunca llega.
Al final descubrimos lo que era, se trataba de una crecida del río, el cual se encontraba totalmente seco y en pocos minutos su caudal aumento de tal forma que poza a poza empezo a llenarse y arrastrar sedimentos por allá donde iba.
Sedimentos de la riada en el Rio Agres Fuente: Raimundo Cots Olcina

Nos quedamos los dos sin palabras, solamente observamos el poder de la naturaleza arrastrando golpeando arrancando todo por allá donde pasaba.
Le dije una frase a mi padre, que fue la de "Papa aço no se me va a olvidar en la vida" los dos sonreímos y seguimos observando el avance del agua sin decir ni palabra.
El puente del xixarra que teníamos cerca recibía el impacto del agua y nos dimos cuenta de que era un uso pasajero el que el agua golpeara incluso hasta el viejo puente ya que cuando la crecida pasara l nivel disminuiría y no seguiría golpeándolo.

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