sábado, 26 de febrero de 2022

No todo era agricultura

 

En todo el paraje hay datados unos 150 hornos de cal de los cuales la mayoria estan en malas condiciones o están muy escondidos.

El horno de cal situado al lado de la font de la parra es el mejor conservado y también era uno de los mas utilizados de los llamados “calçiners” que eran personas que se dedicaban a la fabricación de cal con ayuda de estos hornos.

En la comunidad valenciana eran bastante utilizados este tipo de hornos debido a las montañas de suelo calizo. En el municipio de carcaixent, debido a la quema de los cultivos de seda ya que era uno de los puntos importantes de la ruta de la seda de valencia, tuvieron que barajar diferentes opciones para sobrevivir por medio de comercio.

Horno de cal (foto propia)

La aparición de la naranja dulce fue uno de los puntos fuertes del pueblo pero la fabricación de cal fue otro medio por el cual la gente decidió avanzar. La construcción de estos hornos estaban hechos de manera estratégica para que al extraer las piedras de cal pudieras tener varios puntos repartidos por el monte para poder acceder fácilmente, en la edad moderna y contemporánea este material se utilizo mucho, sobretodo en la construcción, la cal se mezclaba con agua y arena y servia como adherente llamado “argamasa”. Los médicos recetaban agua de cal, las viñas se salpicaban con cal, las piaras se desinfectaban, aún había muchas aplicaciones de este producto multifuncional. De hecho, cada casa tenía un rincón reservado a la tinaja de la cal.

Foto de carcaixent.es

Los calcineros rellenaban estos hornos con piedra calcárea y usaban como combustible madera, buscaban una temperatura entre 1000 o 1200ºC para conseguir la cal.

Para producir cal, primero se preparaban fajos de leña, procedentes de la desmochada de las ramas bajas de los pinos, extraer la piedra y llevar los dos elementos cerca del horno.

Acto seguido, con grandes piedras se componía una bóveda partiendo de la base interna del horno, se dejaban agujeros entre las piedras para que pudieran pasar las llamas. Sobre esta bóveda, el resto del horno se llenaba de piedra viva y se cubría con cal muerta o tierra. El vacío bajo la bóveda se llenaba de leña fina y se prendía fuego. Era necesario añadir leña durante un tiempo, que variaba entre 9 y 15 días.


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