En esta cuarta
entrada relativa a los bosques atlánticos de Etxarri de la sierra de Aralar,
vamos a adentrarnos en los usos, aprovechamientos y tradiciones que han tenido
lugar en ellos, así como su evolución hasta nuestros días.
Ha modo
introductorio comentar que, los bosques de Etxarri y en general los que
conforman toda la sierra de Aralar, son unos bosques vivos, en constante
contacto con el hombre, que ha sabido aprovecharse de los generosos recursos
que estos bosques le han ofrecido a lo largo de su existencia. Antiguamente, la
mayor parte de los habitantes del pueblo, vivían de la agricultura
y/o ganadería. Los animales pastaban libremente durante la primavera-verano en
los pastizales de montaña de Aralar o Urbasa-Andía, y era a partir del otoño
cuando los pastores y ganaderos bajaban al valle los animales para que pudieran
seguir alimentándose, bien en el monte, o bien en los terrenos circundantes.
Vamos a
ver algunos de estos usos del pasado y del presente que ponen en valor el bosque de Etxarri:
Todavía
recuerdo cuando era pequeño como los cerdos campaban a sus anchas por los
bosques de bekobasoa, en lugares como “Epele”, “leñube”, “Bordazelei”,
“Bordabuu”. Se alimentaban de las bellotas que caían de los magníficos robles que
ya conocemos de anteriores entradas, y las “Zotolas” (pequeñas
construcciones a modo de cabaña) les servían de refugio.
Las "zotolas" todavía se pueden ver en el monte. Ahora son inservibles ya que no se permite la entrada de ganado en el monte |
La
recogida de hoja también era otro uso que se hacía del bosque, así como la leña
y carbón para calentar los hogares. La construcción naval estaba
entre las distintas aplicaciones a las que se destinaba la madera de los
bosques Sakana, entre la que se encontraba la madera de roble extraída de los
bosques de Etxarri.
Réplica de la nao San Juan en el Albaola, Pasaia (Guipúcoa). La madera empleada en casi su totalidad proceden de robles navarros de Aralar (Sakana) |
La
existencia de dólmenes, monumentos megalíticos diseminados a lo largo de toda
la sierra de Aralar, son evidencias de
que ya hace unos miles de años, había gente que habitaba y hacía uso de estos
bosques, y que enterraban a los muertos en estas representaciones megalíticas. En
la zona podemos encontrar varios de ellos perfectamente señalizados.
De hecho hay un recorrido para realizarlo a pie, bien marcado, denominado “Ruta
de los dólmenes” (12 dólmenes en total).Hay paneles interpretativos e
informativos como el de la imagen. Es muy recomendable realizar la ruta, aunque
se necesita cierto grado de condición física. Cuesta 4,5 horas realizarlo a pie
y se acumula bastante desnivel.
También
podemos observar calzadas romanas (Etxarri se encuentra en un amplio valle que
hace de eje de comunicación de tierras castellanas y Pamplona), incluso es sabido
que el camino originario de Santiago pasaba por el valle de Sakana.
En el
término de “Santatritei” podemos ver una de ellas, gracias a la iniciativa
local de limpiar y sacar a la luz algunos tramos de la misma, que se
encontraban totalmente enterrados y devorados por la maleza del bosque.
Una
ermita se erige en medio del bosque, la ermita de San Adrián, santo al que
todavía se le rinde culto con una romería el día 16 de junio. Ese día, todo el
pueblo se junta en el merendero situado alrededor de la ermita y, rodeados de
robles y hayas, se celebra el día más importante para los habitantes de
Etxarri. Es un lugar muy bonito y apropiado para pasar el día en un entorno de
naturaleza. Su construcción es de origen medieval aunque fue totalmente
reformada en 1984 tras ser derruida por un incendio
Ermita de San Adrián en medio del Bosque de Etxarri. |
Los bailes tradicionales forman parte del patrimonio de estas tierras |
El "txistu", instrumento de viento que vemos en la imagen, toma protagonismo en el día de San Adrián. |
Actualmente,
el uso que se le da al bosque es principalmente el de ocio, esparcimiento y
disfrute del mismo. Un ejemplo de los aprovechamientos del presente frente a
los del pasado representa el refugio de “auntzetxe” (casa de las cabras en euskera). En otro
tiempo era una borda para guardar cabras, y era utilizado como resguardo por
las personas que estaban trabajando en el monte. Hoy en día, aquella borda
está totalmente restaurada, y se usa como refugio de montaña. Está en mitad de
recorrido de la ruta de los dólmenes, a unos 800 m de altitud. En el interior
tiene una sala de unos 50 m2 con fuego bajo. En la parte exterior tiene
una agradable cubierta y una campa vallada de unos 120 m2. También tiene
una fuente. Es un lugar excelente para descansar, así como pasar el día o
la noche en él.
Por
último, señalar que la recogida de frutos silvestres como castañas, moras,
fresas, arándanos, manzanilla, arañones, así como la importante recogida de
hongos y setas, como ya hemos comentado en la segunda entrada del blog, tienen también
especial relevancia como aprovechamientos de tipo recolector. Veamos algunos
ejemplos de ellos y los árboles y arbusto a los que están asociados:
Fresas silvestres, "Fragaria vesca" |
Avellanas
(“Corrylus avellana”): se
aprovecha el fruto así como sus ramas para realizar bastones ( muy típico en
los pastores tener palos de avellano como bastón).
Castañas
(“Castañea Sativa”): además
de por su fruto, muy apreciada por la calidad de su madera para realizar los
piquetes del vallado.
El
arándano silvestre, es otro de los arbustos típicos de estos bosques. Suelen
preferir los terrenos ácidos y durante el mes de mayo, antes de que los pájaros
se los coman, es una delicia poder recolectarlos y disfrutar de su delicioso
sabor.
Arándanos silvestres (Vaccinium myrtillus) |
Los arañones o endrinas, son fruto del endrino “Prunus Spinosa”. Con su
fruto se elabora el pacharán, licor muy tradicional Navarra.
Excelentes arañones bien entrado el otoño. |
También
podríamos recolectar en otoño otros frutos menos conocidos como manzanas
silvestres (“Malus Sylvestris”).
O el peral
silvestre o mostajo (“Sorbus torminalis”), bastante abundantes
también.
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