miércoles, 7 de marzo de 2018

Diario de Baztán 4: El esfuerzo

DIARIO DE BAZTÁN
Elizondo - Lantz (25,3 km)

Bruma envolviendo Ziga.

Llueve. Prevenidos andamos envueltos bajo siete capas de todos los tejidos posibles, cada uno con su propia función. El día promete duro. 

Como decía un sabio, la clave de una vida exitosa es correr y leer. Correr porque "cuando corres hay una pequeña persona que te incita a dejarlo, que te dice que estás cansado, que jamás lo lograrás. Si eres capaz de vencer a esa pequeña persona aprenderás a no rendirte cuando las cosas se compliquen en tu vida. Serás imparable".

En cuánto a la lectura, simplemente "hay un montón de personas que vivieron antes que nosotros, de modo que no hay un problema nuevo que puedas tener que no lo haya tenido alguien y haya escrito sobre él.

Entender la importancia de fluir es un paso importantísimo en uno mismo. 

Dice mucha gente que el Camino te marca, que te cambia la vida. Nada más lejos de la realidad, tras la peregrinación los problemas y preocupaciones te traen las zapatillas de andar por casa nada más llegar, como una fiel mascota y no solo eso, sino que te van a acompañar a lo largo de toda tu vida. Pero, si algo tiene el Camino es que te obliga a poner en práctica estos dos principios del éxito. Por una parte te obliga a continuar, a pensar y meditar, a superarte, en definitiva a no rendirte. Por la otra parte te incita a abrirte, a comunicarte con los demás, a dejar a un lado la coraza que nos impone la sociedad, y con ello aprender de los errores y experiencias ajenas. Así que ante la pregunta de si el Camino te cambia la vida, por supuesto que no, pero sí que te entrena y prepara para afrontarla con otro espíritu, siempre y cuando tu predisposición sea la fórmula del esfuerzo y la reflexión. 

La vida es una carrera de fondo, antepón la constancia a los sprints. 

Las 3 horas de lluvia ininterrumpidas y 15 kms nos han conducido a Venta San Blas, una típica venta de caminos, de las que antaño iluminaron la noche a peregrinos perdidos, fríos, hambrientos y desesperados, cuando las condiciones de la vida todavía no eran "light".
Da gusto encontrar altos en el camino con autenticidad. Y es que el Camino tiene bastante de "eso" también, personas auténticas, que han vinculado su filosofía de vida a este trasiego, pero no desde un punto de vista económico sino algo mucho más verdadero. Con un poco de dedicación puedes leer parte de su Libro...

Venta San Blas.

Los chubasqueros han aguantado, la lumbre reconforta, un gato que se pasea tranquilo por el salón relaja, dos platos de lentejas alimentan, un segundo de lomo huevos y patatas te sacia y un pastel de naranja te pone en aprietos. 

Segundo plato. Sobran las descripciones. 

Recordad, si algún día os encontráis en una situación similar, con más de 10 kms por delante, cientos de metros de desnivel, niebla y nieve cruzando un bosque de barrancos desbordados y caminos embarrados, medid bien la ingesta de alimentos puesto que podéis pagar el exceso, como en la vida en general. Este es un trocito de mi libro. 

Incluso las ovejas se extrañan ante los primeros peregrinos de 2018.

La tarde se apaga mientras seguimos luchando contra la pesadez del estómago. La lluvia, ahora intermitente va calando. Algún breve descanso nos permiten "escuchar" qué ocurre a nuestro alrededor. Cada nuevo paso nos hunde en la nieve entre 30 y 40 cm. Con las botas caladas nuestra menor preocupación es esquivar los riachuelos formados por el deshielo. El mundo se reduce a este momento, a esta batalla con nosotros mismos, una batalla mental contra las piernas, con el ánimo y con las ganas de alcanzar un objetivo que seguro valdrá la pena.

Atravesando un bosque nevado.

Las luces de Lantz tintinean a lo lejos. Los ciervos empiezan a aparecer casi por cualquier parte, es su hora. Tras más de 24 kms de lluvia, barro y nieve y tras salvar más de 1000 m de desnivel acumulado el destino está lejos. Pero todavía hay que llegar, incluso cuando las fuerzas no te acompañan tenéis que seguir tú y tu convicción. Y solo cuando has derrotado a esa vocecilla que te dice que estás cansado y que no serás capaz, solo entonces, tienes tu recompensa. La próxima vez, será mucho más fácil.

Peregrino a Santiago. 

Al fin nos adentramos en el pequeño pueblo de Lantz. Sus Dioses paganos recorren sus callejuelas persiguiendo con escobas a los habitantes que siguen celebrando los carnavales en una siniestra y lúgubre fiesta ancestral.

Nuestra batalla no ha terminado. El ansiado y deseado albergue no dispone de calefacción ni secadora, otro dura prueba del Camino. Pero, quizás gracias a haber leído algún libro, nuestro problema pronto encuentra una ingeniosa solución. Un seca botas sobre una fuente de calor, vuelta y vuelta durante 4 horas alrededor de esta lumbre 2.0 y un calcetín quemado para secar toda la equipación que nos permita alcanzar mañana nuestro destino un poco más fuertes y valientes.

Prueba gráfica.
Jose Alemany

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