sábado, 17 de marzo de 2018

Turismo en el litoral

Turismo en el litoral

La burbuja inmobiliaria ha degradado el litoral español durante las dos últimas 
décadas a un ritmo de 2 hectáreas diarias en los primeros 500 metros de playa,
 área clave en la protección por riesgos como inundaciones, afección por 
tormentas y temporales. Y pese a que la crisis económica detuvo esta espiral
de destrucción, las políticas que se han llevado a cabo en los últimos 4 años 
hacen pensar que estamos ante un nuevo renacer del ladrillo en la costa, que 
ya ha supuesto la pérdida del 60% de la superficie de humedales costeros, el 
70% de las lagunas costeras y que el 80% de las dunas estén en mal estado.

A la presión urbanística hay que sumarle la contaminación y la construcción 
masiva de infraestructuras como máximos enemigos de la salud del litoral y 
sus Espacios Naturales Protegidos (ENP), que hay que proteger estrictamente 
no solo en su interior, sino también en su perímetro de seguridad, por la función 
amortiguadora y de corredores biológicos que ejercen.

También se habla de una transmisión de esta sensibilidad a la gente rural y 
turistas o visitantes del territorio, a modo de protección y conservación efectiva 
garantizando una convivencia entre distintos públicos de la zona. La educación 
pronta es una de las mejores herramientas de los espacios naturales, pero debido
 a su lenta eficacia se deberían realizar otros tipos de medidas correctoras y de 
prevención, como el uso de señales o correctas instalaciones para conducir los 
turistas, favoreciendo el turismo útil y preservando las dunas y figuras litorales a
proteger. Un ejemplo muy beneficioso fue la incorporación de sendas de tablones 
de madera, protegiendo las dunas de pisadas y erosión antrópica y mejorando 
la calidad de la playa reduciendo accidentes como caídas, picaduras, pinchazos 
entre otras.

 

Playa San Antonio (Cullera) José Luis Cazallas

Es necesario defender los Espacios Naturales Protegidos (ENP), tanto terrestres 
como marinos, puesto que son clave para detener el proceso de degradación de 
la costa y asegurar la funcionalidad de los ecosistemas. Especialmente cuando 
los riesgos ambientales asociados al cambio climático pueden afectar a nuestro 
litoral, con la subida del nivel del mar que supondría la desaparición de playas y 
erosión en acantilados, riesgo de inundación en ramblas y zonas de cota baja 
como los estuarios.


Las administraciones públicas deben velar por la seguridad de estos espacios 
y asegurar los bienes artificiales de la costa, fomentando un turismo de calidad 
y un modelo económico de desarrollo local basado en:
-Mantener un litoral sano y libre de ocupaciones, especialmente en las 
zonas más vulnerables a estos impactos.
-No sólo proteger los ENP y detener las construcciones sobre ellos, sino 
también aumentarlos, resaltando su valor y el alto riesgo que sufren.
-Exigir el cumplimiento de las sentencias judiciales y que, en concordancia 
con la ley, se desmantelen las construcciones ilegales o en completo desuso 
para restaurar el espacio que fue destruído.
-Que las áreas de la Red Natura 2000 de la costa alcancen un nivel de 
protección similar a la superficie de los espacios protegidos por las 
Autonomías y/o el Estado.

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