Estimados
lectores, me presento. Yo soy el águila real, también descrita o nombrada como
águila dorada en algunos lugares y textos, en fin, Aquila chrysaetos, he
sido símbolo de fuerza y valor para muchas culturas, por que dicen que soy la
reina de las aves, aunque también tengo mis debilidades y corro bastantes
peligros.
En
este espacio natural habitamos varias parejas que, aunque somos territoriales,
en determinadas circunstancias podemos llegar a permitir una cierta
compatibilización de cazaderos cuando la presencia de presas es abundante. Eso
sí, en la zona de nidificación no permitimos ningún tipo de competencia.
Esta
zona ha sido siempre muy propicia tanto para una rica biodiversidad, como para
la prolífera formación de parejas reproductoras de mi especie. El rico mosaico
de cultivos con zonas forestales de pinar y con algunos, no muchos, puntos de
agua permanentes durante todo el año propicia que esto sea así. En este entorno
del Maigmó encontramos como ejemplo de este equilibrio entre ecosistema y usos
tradicionales y racionales de los recursos una mina/nacimiento de agua limpia y
clara a las faldas del Maigmó, agua que se recoge en unas balsas es canalizada aprovechando la pendiente y conducida a un
gran molino de aire que accionado por las corrientes de viento que forman en
esta quebrada geografía elevan el agua los metros necesarios para que esta
pueda ser conducida a la casa (conocida por Casa de les Coves). Como el
nacimiento de agua es permanente servía también para el riego de otros
cultivos.
Arriba imagen del molino. Abajo imagen de las balsas situadas a unos 500m barranco arriba del molino.
Por poner un, pero, diría que en la construcción de
las balsas no se tuvo en cuenta facilitar a las aves que pudiesen beber con
seguridad, por lo que desgraciadamente algunos congéneres y otras grandes aves
(azor, búho real, gavilanes, etc.) han perecido en ellas al intentar un baño y
caer no encontrando después la manera de salir. También es un punto muy
importante para el arruí, especie de cabra montesa considerada como invasora
que ha prosperado mucho en este ecosistema. En las tardes de verano suele hacer
la visita, en grupos a veces de hasta 30 individuos, a este importante punto de
agua.
Desde unos años hacia aquí se colocó algún tronco con
piedras para solucionar este problema, solución temporal que en mi última
visita ya no encontré. En una de las balsas habían colocado en una esquina como
bloques de piedra para que al caer algún ave en ese rincón pudiese hacer pie, mediocre solución para evitar accidentes de
esta índole.
Bibliografia:
Algunas
fotografías cedidas por mi hermano Joaquín Guillermo Pérez Martínez
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