Historia del monasterio de Santo Toribio:
Es importante diferenciar entre Santo Toribio de Palencia, el monje fundador del Monasterio y Santo Toribio de Astorga, el Obispo cuyos restos fueron trasladados al monasterio de Santo Toribio para su protección de la invasión musulmana.
Santo Toribio de Palencia, fue un monje del siglo VI, que llegó a Liébana con la intención de vivir una vida sencilla, en conexión con la naturaleza y con Dios. Este monje, junto a sus compañeros construyó un oratorio que posteriormente se convertiría en templo de estilo románico en honor a San Martin de Turieno o, lo que es lo mismo, al monje francés San Martin de Tours. Fueron, así, los monjes de esta orden, los primeros pobladores del que se convertiría en un momento dado, en el principal centro de peregrinación de toda Europa.
Santo Toribio de Astorga, fue un obispo que, de joven, estuvo en Jerusalén custodiando las reliquias de Jesucristo y que obtuvo permiso del Papa de la época para trasladar el brazo izquierdo de la Cruz de Cristo hasta Astorga. Esta reliquia, así como sus restos, una vez muerto, eran de enorme valor para la cristiandad. Es por ello que todo se trasladó hasta Liébana ante el inminente avance de la invasión de los musulmanes.
Es en este siglo VIII, cuando el monasterio está en su mayor auge: con una reliquia única en el mundo, el trozo más grande de la Cruz de Cristo; con unos restos de un santo al que se le atribuían milagros; y con un fraile benedictino, Beato de Liébana, que escribe, en este siglo, los Comentarios del Apocalipsis y el O Dei Verbum convirtiéndose en el primer ideólogo de la Reconquista, aún España no existía como nación, ni Asturias ni Cantabria eran regiones tal y como las conocemos hoy. Nos encontramos, en esta época, en el reino de las Asturias de Santillana.
Santo Toribio de Liébana. fuente rtve.es
Beato de Liébana:
Beato de Liébana, fue figura clave de la Iglesia hispana y europea, por dos motivos bien claros: fue defensor de la ortodoxia católica frente a La herejía adopcionista de Elipando de Toledo y fue el creador e impulsor del culto a Santiago Apóstol con su poema “O Dei Verbum”, en el que lo proclama “Cabeza refulgente de España”.
La obra cumbre de Beato, pieza fundamental en la historia del arte y la cultura, fue su “Comentario al Apocalipsis de San Juan” obra que llegó a ser el primer bestseller de la Edad Media y que acabaría denominándose “beato” en honor a su autor. Con ella el abad lebaniego aportó claridad en la lectura y comprensión del Apocalipsis
Ilustración de Beato de Liébana. fuente wikipedia
Origen del jubileo:
El monasterio de Santo Toribio de Liébana es mundialmente conocido por albergar el trozo mas grande de la Cruz de Cristo, el Lignum Crucis, un privilegio que comparte desde la Edad Media con Roma, Jerusalén y Santiago de Compostela.
Este santuario celebra desde 1512 el periodo jubilar, lo que hacen mas de 500 años de peregrinación a este lugar santo. La Celebración del Año Santo Lebaniego se inicia en el siglo XVI, tras la bula del Papa Julio II del 23 de septiembre de 1512 que otorgaba el privilegio de la celebración del Año Jubilar Lebaniego, lo que hace del Monasterio de Santo Toribio un importante centro de peregrinación, siendo, ya para entonces, uno de los lugares santos más importantes de Europa. La peregrinación fue un fenómeno cuyo auge se manifiesta sobre todo en la Edad Media, y desde entonces millones de personas han realizado este camino.
En la actualidad, El Jubileo o Año Jubilar es la celebración, de un período de indulgencia de los pecados, siempre asociado a una Bula Papal otorgada desde el Vaticano y en relación a los restos de algún Santo o a Reliquias de relevancia en el mundo cristiano.
Camino lebaniego:
Cantabria cuenta con su propio Camino de Peregrinación con destino santo jubilar, el camino Lebaniego, que se separa del Camino del Norte, en Muñorrodero, a 12 km. de San Vicente de la Barquera, y llega hasta Santo Toribio de Liébana. Desde la Edad Media está registrada la afluencia de peregrinos al Monasterio Santo Toribio de Liébana, donde descansaban los restos del Santo, al que se le otorgaban propiedades curativas y milagrosas. Allí se acudía, igualmente a adorar al Lignum Crucis, por eso a los peregrinos del Camino Lebaniego se les conocía como “crucenos”, "Peregrinos de la Cruz”, los que llegaban a adorar a la Cruz.
fuente oneplaceforyuo.com
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