Una de las primeras ventajas de las que se beneficia la finca de Can Marroig es su suelo.
Recordemos que aunque todo esto va cambiando, el clima mediterráneo se ha caracterizado por una temperatura media anual de 19 grados centígrados, unas precipitaciones irregulares concentradas en la primavera y en el otoño, siendo inexistentes en verano con una media inferior a los 400 litros por metro cuadrado. Si a esto le sumamos que prácticamente en la totalidad de la finca se asienta un sustrato permeable de roca calcaría y la correspondiente inexistencia de una capa freática que retenga el agua de lluvia y permita acumulaciones subterráneas relevantes, hace que el agua sea un bien extremadamente valioso en las largas épocas de sequía, tanto para el consumo humano, como para el resto de animales o vegetación de cultivo, pero con la ventaja de que las tierras que infiltran más agua de escorrentia también suelen ser suelos más fértiles, y padecen una menor salinización en el caso de extraer el agua de pozos o aljives excavados.
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Vista panorámica de los antiguos campos de cultivo desde la primera planta de la casa señorial de Can Marroig. Foto propia. |
Can Marroig se beneficia de un terreno muy llano que fue aprovechado para crear grandes campos de cultivo, llamados tradicionalmente “terços”, protegidos de los vientos marinos y el salitre por unas elevaciones al oeste que recibe el nombre de sierra de can Marroig, una zona boscosa habitada por vegetación típica mediterránea. Estos terços estaban divididos en cuatro partes iguales que se gestionaba realizando una rotación anual. En dos de las partes no se sembraba y se permitia el pastoreo de ganado, y en las otras dos se sembraban cereales y leguminosas respectivamente para mejorar la fertilidad de un suelo que aportaba humedad nutrientes, evitaba que las aguas de las lluvias se desplazasen violentamente por el terreno pudiendo provocar escorrentia o eliminacion de las capas superficiales más fertiles, y que pudieran ser arrastradas hasta la albufera natural que constituye la zona de la laguna litoral del Estanc del Peix, la entrada maritima a la finca.
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Detalle en el Estany del Peix donde conviven las aves marinas con la actividad humana. Foto propia. |
En este breve video se puede apreciar las dimensiones tanto de "sa Boca" la zona de entrada al Estany des Peix, como de la misma cuenta inundada por el mar. Video propio.
El Estanc del Peix es una depresión inundada por las aguas marinas a traves de una apertura natural llamada “sa Boca”, de unos escasos 80 metros y que constituye el unico punto por el que conecta con el mar.
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Una pared de piedra seca divide la zona de cultivo (izquierda) de las zonas habilitadas para el ganado. Foto propia. |
La gran fertilidad de las tierras da unos suelos profundos y menos arenosos que en el resto de tierras bajas de la zona norte donde esta ubicada la finca, a la vez que posibilita una menor salinización de las excavaciones para la extracción de agua (fáciles de realizar en un subsuelo blando como el que existe) y a la vez la menor salinización de los suelos regados con el agua prodecente de estos pozos y aljibes.
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Aljub des Pou de sa Sinia. Foto propia. |
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Pozo escavado para alimentar el algibe contiguo con las aguas más someras. Foto propia. |
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Safareig o estanque donde se almacenaba el agua extraída del aljibe de "es Pou de sa Sinia". Foto propia. |
No hay constancia de infraestructuras para el almacenamiento de agua de lluvia, como cisternas o aljives, hasta la construcción de la casa principal a finales del siglo XIX.
De los cinco pozos de la finca, cuatro (el Pou de sa Sinia, el Pou des Molí gros, el Pou Petit y el Pou de ses Cases Velles de Can Martí) son escavados en las tierras del interior para reducir la probabilidad de extraer agua salada y realizados en las tierras más bajas para facilitar la excavación debido a su subsuelo más blando. Y el último, el Pou des Celler, se destina exclusivamente al servicio de la bodega para producción de vino en la casa principal.
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Pou des Molí Petit, lugar aislado por una pared de piedra seca del resto de los campos de cultivo donde se hacia huerto de regadío. Foto propia. |
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Safareig o estanque del Pou del Molí Gros, en fase de rehabilitación por su deterioro como se puede ver al fondo de la imagen. Foto propia.
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En conjunto estamos delante de unos suelos que son ideales para la viña, no solo por su nombrada fertilidad, si no también por ser ajena a la proliferación de la filoxera que daño los cultivos vinicolas en Europa a mediados del siglo XIX. También son ideales para los cereales, unos cultivos que se trabajaban intensamente acompañados de pequeñas parcelas de huerto para patatas, coles, tomates, pimientos, berenjenas, tabaco pota… y arboles característicos de la agricultura mediterránea como higueras, almendros, olivos, algarrobos, todo esto perfectamente compatible con una explotación ganadera que fue variando a lo largo de la historia para dar cabida a la actividad agraria desarrollada en la finca, si bien nos atreveríamos a afirmar que ambas han coexistido desde el primer poblamiento prehistorico sedentario de la zona hasta la actualidad.
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Mapa de la finca de Can Marroig con la distribución de los diferentes pozos excavados. Fuente libro "Can Marroig, mite i realitat". |
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