martes, 25 de enero de 2022

Fluye la vida, vive el Pou Clar

    El agua, fuente de la vida, de formación y transformación. El elemento primordial que moldea la blanca roca a su paso, creando el paraíso fluvial del Pou Clar de Ontinyent y colmando las cuencas con su cristalino azul turquesa. Aquí, emergiendo clara y fresca, sigue el curso que conforman un conjunto de pozas unidas por corrientes y pequeñas cascadas. Cede su cauce al río Clariano, a quien cede también su nombre pues, de sus aguas nace éste.

Foto: Pablo Gonzales Torres.

     La presencia de estas aguas llaman tanto a fauna como a flora, conservando el equilibrio que reúne a su alrededor a especies de los tres elementos: agua, tierra y aire. Desde plantas acuáticas sumergidas o flotantes, a aquellas que consiguen el agua cerca del cauce y hasta las que pueden encontrarla buscando tierra adentro. Animales ligados al curso del agua, unos habitando dentro de ella, otros fuera y algunos incluso cohabitando ambos medios. También los hay de paso, surcando el cielo junto a sus paredes o asomando intrépidos a través de la espesura entre la que vuelven a esconderse.

    Pero no solo la fauna silvestre acostumbra a hacer la visita por aquí, pues el paraíso alberga rincones donde mujeres y hombres gozan del preciado tesoro ante el que nos encontramos. Cristalinas láminas naturales de agua en las que sumergirnos, nadar a lo largo de las mansas piscinas de nívea roca y revitalizar tu cuerpo y alma. Un manantial para la calma y la relajación que nos conecta primordialmente con el entorno. Si bien, también invita al atrevimiento y la valentía, ofreciendo saltos que nos harán mantener la respiración cuando busquemos sensaciones de auténtico vértigo.

Foto: Pablo Gonzales Torres.

    De una tierra de conquistas, el Pou Clar no se libra, pues el paso de la historia ha dejado en su pared escritas las marcas de antiguas visitas. Ahondado, el alto muro sobre las pozas muestra grabadas ventanas como si de un edificio camuflado se tratara. Vestigios de otro tiempo que evidencian que son tantos quienes han pisado este paraje, bien sea caminando, por el fondo de sus aguas nadando o en lo alto, desde sus adentros, asomando entre los dinteles de ventanas pétreas.

    El paso del agua, entre saltos y remansos, se divide en dos cursos: el natural, creado por la inexorable fuerza de los elementos que atraviesa el barranco; y el que fue guiado por la mano humana, encauzado con esmero hacia el interior de la montaña para suministrar el líquido elemento a la tierra de los necesitados, conduciendo el desarrollo de la agricultura de regadío.

Foto: Pablo Gonzales Torres.

    Desde el Pou Clar, conectando con el pueblo, se abre el camino que a él nos lleva, la Senda del Alba. Que con el paso de los pasos, los que por él hemos dado, recorremos en ella las andanzas de quienes a pie la formaron.

    Adéntrate por un momento en el paraje con este video de Javier Torró:

  

    A continuación, atrévete a conocer en profundidad todos estos valores, pues tan solo has descubierto pinceladas de cuanto entrañan. Y así, vive el Pou Clar, porque en él y de él, fluye la vida.

Creando el paraíso fluvial

Emergiendo clara y fresca

Conservando el equilibrio

Revitalizando cuerpo y alma

Asomando entre dinteles

Conduciendo el desarrollo

Conectando con el pueblo

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