miércoles, 26 de enero de 2022

Creando el paraíso fluvial

    Sobre la superficie vemos un paisaje dibujado por el hambriento paso de las aguas, que devorando lentamente la roca alcanza a formar el barranco de Bocairent. Llega hasta aquí, donde nutre parte de la masa de agua que recorre este paraje. Aunque tan solo en ocasiones, pues para mantener lleno el Pou Clar no basta con el agua que proviene de la superficie, que corre libre y arrastra cuanto encuentra a su paso, descendiendo hasta incorporarse al paraje.

Aporte de agua superficial durante lluvias torrenciales. Foto:propia.
  
 
Riada de enero de 2020 en el Pou Clar. Video: Juan Pedro Mesas Puller.
 
    La gracia de dar imagen a este espacio le es merecida a otras aguas, unas que discurren entre la oscuridad, confinadas por el paisaje que vemos. Se trata de aguas subterráneas, acopio de lluvias que calan a través del suelo hasta colmar amplias galerías bajo la superficie. Aquí abajo, estas cámaras forman en conjunto el extenso acuífero Solana-Benicadell, que lluvia tras lluvia acaba colmado de agua y no es en otro sitio que el Pou Clar donde emerge, clara y fresca. 

Surgencia de agua visible en el Pou Gelat. Video: propio.
 

Cristalinas aguas del Pou Clar. Foto: wildswimmingholes.com
 
    Así pues, nos encontramos ante un manantial, surgencias de agua que emana a la superficie a una temperatura constante, pues las profundidades de donde emerge no reciben insolación alguna. En su recorrido hasta salir a la luz fluye a presión a través de la blanca roca calcárea que la encierra. A lo largo del tiempo, el material de estas rocas sufre así un constante e inexorable desgaste, vencido por los movimientos del agua moldeando en su circuito las suaves formas que describe su corriente.
 
Remolinos de agua entre la roca. Foto: Alberto Tormo Pastor.
 
Formas que describe el paisaje bajo la superfície fluvial.
 

     Mas no creas que aquí siempre discurre el agua o que el paisaje luce tan pletórico como pueda haber sido conocido. Para que el paraíso siga mereciendo esa fama es necesario que se sigan colmando las galerías del subsuelo, que el agua fluya por sus vías hasta alimentar al paraje. Cuando el nivel del manto acuático supera en altura las salidas originadas en el Pou Clar, el agua de las profundidades conecta con cámaras subterráneas situadas más arriba donde se acumula, sirviendo al manantial como reserva hídrica cuando las lluvias escasean. Por ello, siendo las aguas un recurso imprescindible, es crucial cuidar los niveles del acuífero, ya que el manantial no es el único punto por donde se produce la descarga.

    Conectados al acuífero, existen extracciones artificiales, pozos mediante los que se obtiene el agua, pura y limpia, para el suministro urbano, industrial y agrícola. El bombeo en estos puntos en ocasiones ha llegado a ser insaciable, sondeos desmedidos acaecidos por épocas de escasez que han llevado a someter los niveles del acuífero por debajo de las cotas del Pou Clar. Cuando esto ha ocurrido, el paraje se ha secado por completo durante un tiempo.

Trabajos tras una de las sequías, entre 1982-1983. Foto: Amics i amigues del Pou Clar

     Brindemos por tanto un nombre especial a este acuífero, que incluso nos concede parte de sus aguas a costa del preciado paraíso fluvial, nutriendo por sus vías como si de arterias se tratara: el corazón del Pou Clar.
 
 
 

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