Ubicado en un enclave privilegiado, encontramos al municipio de Ares del Maestre vigilando el Parque Cultural Valltorta-Gasulla y la Microreserva del Barranc dels Horts. A unos 80 km de Castellón, es una de las poblaciones más peculiares y a la vez olvidadas de la zona.
Su historia se remonta a la Prehistoria. Como ya hemos comentado en artículos anteriores, cerca de Ares encontramos numerosas pinturas rupestres, entre ellas la famosa Cova Remígia o el abrigo de Dogues Blanques. No es de extrañar que este emplazamiento fuese elegido como lugar habitual de vivienda o como de vigilancia: situado sobre una muela a 1.195 m de altura sobre el nivel del mar, nos da una imagen panorámica (a la vez que mágica) de todo aquello que nos rodea.
El origen de su nombre no está del todo claro. Numerosos historiadores se inclinan por la posibilidad de que en época romana hubiese un altar en este enclave, dedicado al dios Mercurio. Es necesario mencionar que los romanos solían realizar ofrendas a dicho dios cuando atravesaban un puerto de montaña. Por tanto, es probable que el nombre “Ares” haga referencia a “Aras” [altar]. Cabe destacar que el topónimo “Ares” es habitual en lugares de puertos de montaña, por lo que resulta bastante plausible.
Después del paso romano por Ares, los musulmanes fortificaron la ciudad y le dan el aspecto actual al entramado de calles del municipio. Finalmente, es reconquistada en 1232 por el rey Jaume I. Pasó apenas unos años más tarde a la Orden de Montesa.
Cabe destacar un poco de su historia más reciente. En el año 1938, fue bombardeada junto con otras localidades de la zona por la aviación nazi, como prueba de la efectividad de los bombarderos. El saldo de víctimas mortales fue de 38 personas.
En la actualidad, encontramos un pueblo cada vez más despoblado y envejecido. Desde los años 90, han visto reducida su población un 50%: pasaron de tener casi 400 habitantes en 1990, a ser tan solo 180 en el último recuento (2019). Con una mayoría ganadera y agricultora, poco a poco van adaptándose a los nuevos tiempos: el turismo rural es el nuevo filón. Proliferan las casas rurales de alquiler estacional y los apartamentos. También cuenta con un pequeño pero bien nutrido museo, y diversas visitas guiadas gratuitas patrocinadas desde la oficina de turismo. Además, la zona es muy conocida por su buena gastronomía, pero de eso ya hablaremos más adelante.
En definitiva, Ares es un pueblo que tiene mucho que ofrecer y enseñarnos, especialmente sobre nuestra propia historia.
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