En el interior de Castellón hay un tipo de arquitectura que llama
la atención de todo aquel que visita la zona. Camuflados entre el paisaje, podemos
distinguir numerosas filas de piedras y pequeñas casetas. A simple vista, podrían
parecer bancales típicos, como podemos encontrar en cualquier otra parte del
mundo, pero tienen una peculiaridad: son puzles.
Bancales encontrados en la ruta Barranc dels Horts |
La técnica constructiva de estos bancales y estas barracas,
o casetas de pastor, como se las conoce en la zona, destaca por una
peculiaridad: no se utiliza bajo ningún concepto argamasa, cemento, o cualquier
otra forma de unión. La forma de levantar estas construcciones se basa
únicamente en el encaje de piedra tras piedra. Cabe destacar que no es exclusiva de la provincia de Castellón: podemos encontrarla en diversos puntos de la Comunidad, Cataluña o Baleares.
La gente que trabajaba la tierra en el área debía cavar
profundamente y remover la tierra para poder hacer viables las plantaciones.
Debido a esto, extraían numerosas piedras de gran tamaño. Para evitar dejarlas
abandonadas en cualquier sitio, las empezaron a utilizar para crear estos
bancales: servían tanto para marcar los límites de un terreno (dónde empezaba
el de cada uno) como para evitar el deslizamiento de tierra. A medida que iban
construyendo estas vallas tan peculiares, empezaron a construir también las
conocidas como casetas de pastor: pequeñas edificaciones que servían como almacén
para los utensilios de la labranza, refugio de la lluvia en caso de que esta
sucediese mientras trabajaban, o refugio para aquellos pastores nómadas que
recorrían las tierras con sus rebaños. En el área encontramos muchas de estas,
y en diversos tamaños. Sin embargo, todas siguen una misma forma ovalada, en
forma de cúpula. Esta sería considerada por los arquitectos una “falsa cúpula”.
Debemos recordar que la técnica se basa en encajar las piedras una a una, por
tanto, para levantar la cubierta deberán hacerlo equilibrando cuidadosamente
una sobre otra. Se hace de forma escalonada, dando esa sensación de cúpula.
Barraca ubicada cerca de Tírig, en el Barranco de la Valltorta |
En algunas ocasiones, encontramos algunas variantes en las
barracas: algunas aparecen con pequeños pozos a su lado, otras con corrales, y
otras con techo plano. Esto dependía del gusto del constructor.
La técnica empezó a perderse a mediados del siglo pasado
debido al envejecimiento general de la población. Con tal de evitar esta
pérdida, la UNESCO declaró en 2018 a la técnica de la piedra en seco Patrimonio
Inmaterial de la Humanidad. Gracias a ello, se revalorizó completamente: ha
llegado incluso a fundarse una escuela dedicada a ella en Vilafranca, localidad
en la que también encontramos el museo dedicado a dicha técnica. Actualmente, siguen
creciendo en número los constructores que aprenden a realizarla, asegurando así
su futuro.
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