FLORA DE LAS FRAGAS DEL EUME
En las Fragas son frecuentes los "soutos", es decir, conjuntos arboreos compuestos por castaños. Estos bosques delatan la intervención del hombre por necesidad de alimento y madera.
Acompañando estes bosques de castaños se pueden encontrar "Curripas o Ouriceiras", son construcciones circulares, fabricadas con piedras colocadas uniendo unas con otras sin ningún tipo de material que las fije entre sí, situadas en los "soutos" o cerca de ellos.
Se llenaban de erizos de castaña para secarse, se cubrían de zarzas y helechos y se pisaban bien para que madurasen más rápido y se evitaba que las comiesen los animales, por ejemplo, el jabalí. Además, los gases producto de la pudrición de la materia orgánica constituían un biocida natural que ayudaba a controlar las plagas que afectaban a las castañas.
Las curripas cuentan con una apertura para acceder al interior, que se cerraba con un pequeño portal hecho con tablas.
Aunque son construcciones rudimentarias de 1 m de altura por 1,5 m de diámetro, se consideran elementos etnográficos que evidencian los usos y aprovechamiento de estos montes hasta el siglo XX.
Curripa/Ouriceira en las Fragas del Eume. Foto propia. |
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Pero, las Fragas do Eume, son un bosque dominado por robles (Quercus robur), con la presencia de otras especies en mayor o menor medida, como acabamos de ver: castaños, abedules, acebo, avellana, etc. que sirvió tradicionalmente a las comunidades rurales del entorno como fuente de madera para la construcción, de leña como combustible, de comida para animales domésticos y como reserva de caza.
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La extensión de estas fragas formando un continuo de bosque es un valor añadido de este parque natural, ya que no se encuentra en toda Galicia próxima al litoral una superficie de bosque autóctono en un aceptable grado de conservación.
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