martes, 16 de febrero de 2021

UN ENFOQUE INTEGRADOR DEL PATRIMONIO EN EL MONTSANT

 Desde su inicio, el Parque Natural de la Serra de Montsant ha adoptado un enfoque integrador del patrimonio natural, cultural y espiritual del macizo, en todos sus ámbitos de actuación, y fue el primero en adoptar una estrategia para avanzar en este sentido.

    


Patrimonio inmaterial documentado

El Montsant, como su mismo nombre indica, se ha considerado una montaña sagrada desde tiempo inmemorial. La montaña bendita (Jabal al-Baraka) de la civilización andalusí pasó a ser gestionada por eremitas y comunidades monásticas, como las monjas cistercienses de Bonrepòs y después, durante seis siglos estuvo en manos del Priorato de la Cartuja de Escaladei, la primera fundación cartujana de la Península ibérica, hasta 1835.

Al mismo tiempo Montsant estuvo poblada de ermitaños, cuya estirpe aún perdura. La belleza, el silencio y la tranquilidad confieren un ambiente muy especial a esta montaña santa, en la que nueve pequeños santuarios siguen polarizando la religiosidad popular de los municipios aledaños.

Área protegida

El patrimonio natural de Montsant tiene grandes valores, tanto por la geomorfología, la vegetación y la fauna que acoge, como por el espectacular paisaje que han configurado estos elementos, modelados a lo largo de una historia de humanización multisecular.

Los imponentes acantilados de conglomerados y calizas, junto con el cañón del río homónimo, le confieren una personalidad muy singular.

En 1992 el macizo fue protegido mediante el Plan de Espacios de Interés Natural de Cataluña. En 2002 fue declarado parque natural y cuatro años más tarde se integró en la red europea Natura 2000.

Principales interacciones con la conservación del patrimonio natural

Los saberes vinculados a los usos tradicionales del territorio y el aprovechamiento sostenido de sus recursos naturales a lo largo de los siglos, se vinculan a las creencias, los valores simbólicos y los referentes de identidad local –como son las ermitas y lugares santos–. Todos estos factores han generado actitudes de respeto a lo largo de los siglos, y siguen siendo claves para conseguir la complicidad de la población en la gestión del patrimonio natural del parque. 

Un ejemplo claro, son las manifestaciones de religiosidad popular y encuentros festivos en las nueve ermitas-santuarios de Montsant constituyen, en el presente, la forma de aproximación a la montaña que concentra una mayor diversidad de personas, de amplio espectro generacional, que permite, en un marco de respeto y valorización del entorno, la transmisión de conocimientos sobre el patrimonio natural y cultural.

Patrimonio inmaterial y sus valores

En Montsant hay nueve ermitas-santuarios que son centros de devoción, espiritualidad y arraigo identitario para los pueblos y comunidades que rodean el espacio natural protegido.

 

Adyacente a sus límites se encuentra la que fuera la primera cartuja de la Península Ibérica, Santa María de Scala Dei, fundada a inicios del siglo XII. Sus monjes fueron los gestores del macizo durante siglos, hasta que se vieron forzados a abandonarlo debido a la Desamortización de 1835. A pesar del expolio que sufrió la cartuja, sus ruinas siguen siendo un importante símbolo histórico, cultural y espiritual de la comarca del Priorat y su larga existencia resulta imprescindible para interpretar la historia y etnografía de Montsant. El conjunto monumental de la cartuja fue declarado monumento nacional de Cataluña. De propiedad pública, es gestionado por el Departamento de Cultura de la Generalitat de Cataluña.

Retos de conservación

A lo largo del año en las ermitas-santuarios de Montsant se celebran diversas manifestaciones festivas y de religiosidad popular, denominadas aplecs. Son lugares de encuentro y refuerzo de los vínculos sociales de la colectividad local con la naturaleza y la historia. Por otra parte, estas ermitas son un lugar idóneo para ofrecer al visitante una interpretación conjunta de los valores naturales, culturales y espirituales del lugar, de manera que se han convertido en lugares preferentes de uso público. A la mayoría de estas ermitas se puede acceder en coche, y son punto de partida de itinerarios senderistas que recorren el espacio natural protegido.

Desde el parque se han gestionado ayudas para conservar los edificios religiosos y se han habilitado áreas de recreo, en colaboración con los custodios de cada ermita. Se publicó un póster y un desplegable que expone los valores del patrimonio religioso, incluyendo el patrimonio vivo de la religiosidad popular, además de diferentes folletos de patrimonio cultural, entre los que se cuentan algunos vinculados a saberes tradicionales, como obras de piedra en seco, aprovechamientos tradicionales del agua, etcétera.

Asimismo se ha redactado un plan de mantenimiento de las pequeñas áreas recreativas contiguas a las ermitas, que incluye la homogeneización de mobiliario y señalización, además de recomendaciones para un comportamiento respetuoso con el entorno, y se pusieron paneles informativos sobre los valores naturales, culturales y espirituales de cada ermita. Con la única ermitaña que en la actualidad mora en el parque, se mantiene una colaboración fluida, que asegura su participación en las actividades de divulgación de los valores espirituales de Montsant.

 


 El 2007, a petición del órgano rector, la Asociación Silene elaboró un estudio siguiendo la metodología de la Iniciativa Delos, que culminó con trece recomendaciones para integrar el patrimonio inmaterial en todos los ámbitos de la planificación y la gestión del espacio natural. Las recomendaciones incluyen medidas muy diversas, desde la ampliación del espacio protegido, a mejoras referentes al uso público, la educación y la gestión, hasta propuestas para integrar eficazmente los valores culturales intangibles y espirituales dentro del parque. La comisión permanente de la Junta Rectora del Parque aprobó por unanimidad todas las recomendaciones, en febrero de 2008, y en la actualidad se están desarrollando por etapas.

Durante la redacción del instrumento de planificación de usos y actividades del parque (denominado en Cataluña Plan especial para la protección del medio natural y del paisaje) se consideró necesario diagnosticar y cartografiar el binomio silencio-tranquilidad, a partir de 12 parámetros vinculados al ruido, la naturalidad y la frecuentación.

El mapa de tranquilidad del parque resultante, junto con otros mapas clásicos en la planificación de un espacio natural protegido (áreas de interés geológico, faunístico, botánico, hábitats de interés, etcétera), ha sido utilizado para la zonificación del parque a fin de determinar los usos y actividades permitidos y/o regulados en cada zona.

Aunque las ruinas de Cartuja de Escaladei aún no se han incluido en el parque, los gestores de ambas instituciones colaboran desarrollando actuaciones de interés común, especialmente respecto al uso público y la promoción de los vínculos entre naturaleza, cultura y espiritualidad. Por ejemplo el parque ha elaborado unas medidas de gestión para la protección y conservación de la lechuza (Tyto alba) y de una colonia de murciélago de herradura grande (Rhinolophus ferrumequinum) que viven en las ruinas, ha contribuido a la formación del personal de la Cartuja y elaboró, conjuntamente, un itinerario de flora orientado a la interpretación del entorno natural, cultural y espiritual del cenobio.

Además cada año se organiza conjuntamente la Jornada de Espiritualidad y Naturaleza, con una excursión matinal por el parque y una conferencia sobre espiritualidad, acompañada de una meditación colectiva guiada en La Cartuja.

Otro ejemplo distinto es la publicación divulgativa “Montsant, cartografía literaria de la Serra” que recopila fragmentos literarios representativos de la diversidad de aspectos, símbolos y metáforas que esta santa montaña ha sugerido a lo largo de la historia.

La gestión del parque siempre ha considerado esencial potenciar las interacciones positivas entre el patrimonio inmaterial y material, y ha promovido las acciones de conservación, educación, e interpretación con un enfoque integral, en complicidad con todos los agentes vinculados a distintas facetas y elementos del patrimonio.




 

 

 

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