viernes, 20 de noviembre de 2020

Una reserva en extinción.

  
  Este apartado lo he incluido porque me ha parecido bastante importante reflejar las condiciones en las que se encuentra la reserva natural, entre las cuales están las que he podido observar, y supongo que algunas más por mi desconocimiento. Por otro lado aportarlo para ayudar a fomentar su conservación, porque como he podido ver y escuchar llevan varios años quejándose de esta situación, sin conseguir nada y la verdad es una pena porque es un enclave con mucha riqueza.
  Su conservación no es sólo por su importancia histórica y arquitectónica, la cual está ligada al municipio de Aranjuez como se expuso en el primer enlace, si no también por su altísimo valor ambiental, ya que encontramos distintos tipos de ecosistemas, que por su rareza, fragilidad, importancia o singularidad, merecen un valor especial. Que por todas estas razones son por las que el espacio natural del Regajal - Mar de Ontígola fue declarado como Reserva Natural en 1994. Y posteriormente se fue incluyendo en otras directivas ya mencionadas, que al fin y al cabo se dedican a proteger y conservar ciertos hábitats por su especial interés.

Reserva Natural. Foto: propia

    Una de las cosas que primero me impacto cuando iba a verla, fue la falta de señalización para encontrar la misma, es decir, su ubicación, ya que el municipio de Aranjuez tiene mucha cultura e historia, entre otros lugares que visitar, los cuales están muy bien señalizados. Una vez que la localice pude observar como la reserva se encontraba dividida y a su vez rodeada de varias infraestructuras, estando uno de los accesos a la misma en la propia carretera comarcal que lleva hasta el pueblo de Ontígola (Toledo), y por el otro lado se encuentra la autovía.

Cartel, vía acceso de la carretera. Foto: propia

Caseta. Foto: propia




    Cuando llegue al otro acceso de la reserva que es donde se podía estacionar el vehículo, me encontré que la entrada estaba justo al lado de un polígono industrial, y enfrente multitud de accesos a diferentes carreteras, algo que me desconcertó bastante la verdad. Luego cuando vi el cartel de señalización de la reserva oxidado y que apenas se podía leer, y la vía de acceso no muy limpia, entendí porque en el otro acceso habían puesto a mano el nombre de la reserva en el cartel, y la información sobre la vegetación y aves que se podían encontrar en la misma, en la caseta que hay nada más entrar a la derecha, que apenas se mantiene en pie la verdad, vosotros mismo lo podéis valorar todo esto en las fotos.

Cartel, en acceso de la zona industrial. Foto: propia

Vía de acceso con desperdicios. Foto: propia


    Una vez dentro de la ruta comencé a percibir un olor bastante fuerte, encontrándome a la derecha del sendero la antigua presa del Mar Chico en un lamentable estado de degradación, con el agua sucia y estancada, ya que no se apreciaba corriente alguna, y para empeorarlo aún más parecía que lo utilizaban como vertedero y compartiendo hábitat con el Ánade real, entre otras.

Mar Chico abandonado y con residuos. Foto: propia


Ánade real y residuos. Foto: propia

    Después de andar un rato mi impresión fue la falta de limpieza de la vegetación en mal estado o enferma, que puede a conllevar algún peligro para la reserva, como el incendio que hubo en la misma en el 2018. Así como el exceso de la misma entorno al humedal, junto con la acumulación de tierra que impedía apreciar la estructura de la antigua presa, lo cual impide valorar su valor histórico. Por otra parte el crecimiento incontrolado de la vegetación ha acabado obstruyendo los desagües que evitan que se desborde, por lo que el agua se ha rebosado por coronación, lo que ha llevado al deterioro de la presa al arrastrar los materiales de relleno. Por lo que si juntamos el exceso de vegetación en el humedal y los sedimentos que hay en el mismo, la cantidad de agua que hay actualmente es menor a la originaria, aspecto que se podía haber evitado si se hubieran llevado a cabo el mantenimiento correspondiente.
                                                                           
Sendero con vegetación. Foto: propia
                 
Vegetación sin gestión. Foto: propia

    Otro aspecto a resaltar es que cuando me dirigía hacia la torreta de observatorio por el sendero pude ver las vías férreas, algo bastante incomprensible dentro de una reserva natural, por el impacto ambiental que conlleva, y por otro lado el peligro que hay de que alguien pueda caerse, ya que no hay ninguna tipo de barrera para evitar un accidente, así como la abundancia de Arundo donax, que es una planta invasora, que impide la circulación normal. Una vez que llegue a la torreta de observación pude observar que se encontraba en buen estado, pero cuando subí a esta para poder observar las aves y el paisaje, me encontré con las típicas pintadas que van dejando aquellas personas que no tienen ningún respeto por nada hoy en día. 

Vías y Arundo donax. Foto: propia

Vía sin barreras. Foto: propia

Vandalismo en la torreta. Foto: propia

    Por otro lado tengo que mencionar que en ningún momento me encontré con ningún panel informativo que facilitara el conocimiento de la reserva, salvo la comentada anteriormente de la caseta, que se ve claramente que lo han puesto personas que les gusta y se preocupan por la misma.

    Claramente por estas razones expuestas, y entre otras, la reserva fue incluida en la Lista Roja, ya que se encuentra en riesgo de desaparición, como no se pongan las medidas de conservación pertinentes. Las cuales no sólo deben estar enfocadas a la restauración por su valor histórico, si no también para conservar la gran biodiversidad de vegetación y de fauna que hay en este paraje tan peculiar.
                                                                    
Abandono. Foto: ecologistasenaccion.org
          
Abandono. Foto: ecologistasenaccion.org

    En el Regajal también podemos decir que debido a la gran cantidad de infraestructuras que han dividido la reserva natural, con la variación de la vegetación a causa del clima, han puesto en peligro la conservación de muchas de las especies de lepidópteros que encontramos en la reserva. Así con tan sólo la desaparición de una especie botánica, puede desaparecer otra de mariposa, porque muchas se alimentan de una única planta. Por lo que para evitar la desaparición de más mariposas, el trabajo de conservación sería en reintroducir las plantas asociadas a las mismas.

  También cabe mencionar que años atrás en El Regajal, sobre el 2001 se abrió un mariposario, proyecto de la Comunidad de Madrid, en el que participaron diversos naturalistas, para la cría y el estudio de las especies autóctonas, siendo publicados los resultados en varios libros, pero en 2011 se detuvo el proyecto y actualmente el mayor mariposario de España se encuentra cerrado, por lo que también se paralizó la publicación de más volúmenes sobre la reserva.

Libros de la reserva. Foto: nuevomas.com

    Lo mismo podemos decir de la creación del Centro de Interpretación de la Naturaleza  del Regajal - Mar de Ontígola para potenciar la conservación de las colonias de mariposas, ya que se consideran una de las más importantes del mundo, el cual fue llevado a cabo por parte de la Fundación Aranjuez Natural, pero en la actualidad se encuentra cerrado por falta de recursos, por lo que sólo se usa para ciertas actividades por parte de una asociación.

Centro de Interpretación. Foto: sn23.es

     Por lo que en mi opinión para poder evitar la perdida de su gran riqueza de biodiversidad de fauna y flora, su valor paisajístico, histórico y cultural, y al mismo tiempo se pude decir que es un espacio que ofrece buenas posibilidades para la educación ambiental, deberían empezar aplicar el Plan de Gestión de la Reserva redactado en 2002 por la Consejería de Medio Ambiente, el cual es el principal instrumento de gestión y conservación de la misma.

A continuación dejo un vídeo de como quedo la reserva tras el incendio que ocurrió en el 2018.




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