miércoles, 25 de noviembre de 2020

Siguiendo las evidencias de nuestros antepasados




No hace muchos años, las actividades económicas y los aprovechamientos en las áreas de montaña eran algo realmente común. Todo este historial es lo que ha conformado nuestros montes siendo lo que son hoy en día y por ello, no es de extrañar que nos encontremos con facilidad evidencias de este estilo de vida.

En este caso, el Parque Natural del Carrascar de la Font Roja esconde muchísima historia y muchos indicios frente a tal respecto. Así que yo pretendo mostraros de forma resumida estas actividades para que podáis conocerlas.

Al final no podemos olvidar quienes somos y de donde venimos. Queramos o no, nuestras raíces aguardan sobre el cobijo de estas actividades tradicionales. Además, creo que incluso deberíamos tomar ejemplo, pues estas suponen un modo de vida más sostenible, el cual necesitamos hoy en día con extrema urgencia. Por otro lado, un estilo de vida más incipiente sobre nuestros montes, si se hace bien, podría hacer alegoría sobre la gestión forestal, permitiéndonos obtener sus recursos a la vez que optimizamos el entorno.

Así que ahora sí que vamos a comenzar. Respecto a la Font Roja, esta se ha caracterizado por abastecer actividades como uso de madera y leña como combustible para poder así producir pan, entre otros. Esto es así, porque anteriormente las cocinas eran mucho más simples y debían utilizar carbón y leña como combustible. Un punto importante, es que a raíz de ahí se inclinaron por tomar medidas protectoras y no degradar excesivamente el Parque a consecuencia de estos trabajos. Ya bien a principios de 1547 se pusieron normas con sus consecuentes posibles sanciones.

A principios de nuestra ruta, tomando camino para poder subir hasta al Menejador, ya podemos ver con nuestros propios ojos el ejemplo de una carbonera. El funcionamiento de estas era muy sencillo: se apilaba la leña y se dejaba que el proceso fluyera durante una o dos semanas. A consecuencia de lo dicho, los carboneros tenían la obligación de vigilar esta actividad sin descanso para evitar así un posible peligro sobre el monte. Una vez se terminaba, teníamos que comprobar que el riesgo de incendio fuera nulo para proceder y recoger el carbón. El destino final de este material, era llegar hasta los pueblos con la ayuda de animales destinados para el transporte.



Carbonera. Foto propia.

Carbonera. Foto propia.


Carbonera. Foto propia.


Otro ejemplo de las huellas de nuestros antepasados son los hornos de cal. Para la obtención de esta lo que se tenía que hacer es llenar el horno con piedra caliza (muy típica en el Parque, por cierto) y en la base del horno o la caldera es donde se introducía la leña para que pudiera calentar la piedra y así poder transformarla en óxido cálcico. Al igual que en el caso de las carboneras, este proceso se tenía que vigilar constantemente hasta que finalmente salía un humo blanco que indicaba el final del proceso. Acto seguido, se dejaba reposar al aire para obtener cal blanca. Sus usos estaban destinados principalmente para la construcción.



Horno de cal. Foto propia.


Luego también contamos con la presencia de varias masías. Estas viviendas se pueden definir como hogares destinados a los aprovechamientos que abarcan el entorno forestal y agrícola. Sin embargo, también es cierto que antaño estas casas por lo general pertenecían a a las estratificaciones urbanas más privilegiadas, lo que dio a lugar la normalización de caracteres burgueses. Esto ultimo supone que no fuera de extrañar que junto con las masías se pudieran encontrar capillas o zonas ajardinadas, entre otros. 

En particular yo me voy a centrar más en el Mas de Tetuán, que se encuentra bajando por la cumbre del Menejador. Según dicen, esta preciosa vivienda fue construida a finales del Siglo XIX. En relación con lo que he dicho con anterioridad, esta vivienda rebosa por la gran ostentación de sus residentes y es por ello que justo al lado del edificio principal se pueda observar una pequeña capilla para las actividades religiosas. Luego, en el interior del edificio principal se pueden predecir leves indicios de dormitorios, comedores e incluso balcones con vistas a la Serra Mariola.

A los alrededores del edificio, tenemos la compañía de un centenario tejo. Queda más que claro que los restos que han quedado del Mas suponen un implacable testimonio de como las actividades agrícolas y la vida en el monte brillaban por doquier por parte de nuestros ancestros.


Mas de Tetuán. Foto propia



Mas de Tetuán. Foto propia.


Por último, finalizaré hablando de la Cava de la Coloma, caracterizada por su finalidad, la cual era almacenar la nieve y mantenerla en perfectas condiciones. En particular, este pozo se encuentra en zona de umbría, motivo por el cual, la nieve no sufría alteraciones; además, podéis ir y comprobar por vosotros mismos como esa zona especialmente esta adornada por un manto de escarcha debido al frío y sus condiciones tan específicas.

Se encuentra entre el Mas de Tetuán y la cima del Menejador y abastecía a toda la extensión que abarca la ciudad de Alcoi. Es más, llama la atención que anteriormente las nevadas eran tan copiosas y abundantes que a veces hasta el propio pozo sufría daños en sus infraestructuras. Por ejemplo, en 1867 ya se registró un desplome de la cúpula que anteriormente tenía la Cava de la Coloma.


Entrada a la Cava de la Coloma. Foto propia.



Cava de la Coloma. Foto propia.



Y ya ha llegado la hora de finalizar esta entrada y despedirme. Espero que os hayáis enriquecido con creces y recordad; una salida para paliar los daños del cambio climático aguarda en el pasado, pues este estilo de vida que enlazaba con el corazón del monte regulaba nuestros bosques de una forma sostenible y equitativa.



Preciosas vistas desde el Parque Natural del Carrascar de la Font Roja. Foto propia






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