Entre las cumbres y los valles, como hemos ido viendo en las diferentes entradas, hay todo un territorio con multitud de ambientes en función de la altura, la orientación, la orografía, la presencia del hombre, el tipo de suelo... Esta variedad de ambientes hace que haya una gran
abundancia de especies vegetales y animales.
A partir de los 1.500 m de altura, coincidiendo
con el límite inferior del Parque Natural, el protagonista es el pino silvestre
que va cediendo su lugar al pino negro según ascendemos en altura. Podemos
incluso ver pies aislados de pinos negros a altitudes superiores a los 2.800 m,
mucho mejor adaptado a los rigores invernales que el pino silvestre.
Límite superior del pino negro. Valle de Remuñe. Al fondo macizo de Paderna. Foto propia. |
Rhododendrom ferrugineum. Foto propia. |
Entre los pinos, veremos rododendros, enebros o arándanos como matas y arbustos acompañantes, así como un sinfín de plantas herbáceas alrededor de los bosques o en los claros del mismo.
En laderas más frescas y en fondos de barrancos húmedos, encontramos hayas y abetos blancos y en las zonas en las que la humedad no es tan importante predominan los bosques mixtos de arces, abedules, serbales, álamos temblones, cerezos, robles... con majuelos, avellanos, cornejos... y una rica flora de montaña, que hace cambiar el color de la montaña a lo largo de la primavera y del verano.
Hayedo. Valle de Salenques. Foto propia |
Abetal, sotobosque de arándanos. Valle de Salenques. Foto propia. |
Eriophorum angustifolium, hierba algodonera. Foto propia |
Galanthus nivalis, campanilla de invierno. Foto propia |
Urogallo macho. Foto de internet.
La fauna de los bosques se caracteriza igualmente por su gran variedad y adaptación a los diferentes ambientes. Si bien es cierto que es más difícil su observación que la de las plantas, los carboneros común y garrapinos, herrerillos común y capuchinos, mito, trepador azul, petirrojo... entre otras muchas especies, con un poco de paciencia se ven con frecuencia.
El chochín, pito negro, urogallo o piquituerto son más esquivos, y algunos de ellos debido a su declive poblacional son cada vez más difíciles de oír.
Además de la avifauna, los jabalíes, corzos, zorros, ardillas son fáciles de ver o detectar su presencia por las marcas que dejan a su paso. Otros animales como la gineta, la marta, el desmán pirenaico o la garduña son más difíciles de ver.
En esta zona, sorprende descubrir, como entre el límite entre el bosque y los pastos de montaña, en ocasiones a más de 2.000 metros de altura, terrazas de antiguos cultivos -patatas y hordio o cebada-. Y nos hacen reflexionar sobre la dureza de la vida en estas tierras también no hace muchos años...
Cumbres, pastos, bosques. Foto propia. |
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