Menorca es una isla de 700 km2, situada en el extremo más oriental del archipiélago Balear, siendo la segunda más grande en extensión después de Mallorca. Cuenta con una población anual de 90.000 personas aproximadamente. En el año 1993 fue declarada Reserva de la Biosfera. Forma parte de la Red Natura2000 y su historia Talayótica es Patrimonio de la Humanidad. Su posición estratégica en el Mediterráneo la hace especialmente relevante y prueba de ello es la huella que han dejado las distintas civilizaciones que han pasado por la isla, desde los fenicios o romanos, hasta los turcos e ingleses.
Fotografía de Gobierno Balear
No sólo por el microcosmos que es Menorca. Ni por las singularidades paisajísticas o ecológicas, incluso culturales e históricas. Es la gente del lugar, els menorquins, que han sabido más que nadie ni en ningún otro sitio armonizar la modernidad de los tiempos actuales, con la serenidad y tranquilidad de un pasado no muy lejano. Si alguna vez habéis recorrido las calles de un pueblecito medieval, o visitado un museo, o paseado por un bosque más propio de un cuento de Hansel y Gretel, y habéis tenido la sensación de adentraros en otra época, sabéis de lo que hablo. Toda la isla es un viaje al pasado. No sólo por lo que ves, sino sobre todo por lo que transmite la gente. Parece un museo viviente de lo natural pero también de lo antrópico.
Fotografía de Antonio Juaneda
Si hablamos de métodos sostenibles en agricultura y ganadería para la producción de uno de sus productos más preciados, el queso, podemos ver como usan las mismas técnicas respetuosas con el medio ambiente que se usaban antiguamente. Igual de sostenible, son las artes menores de pesca tradicionales.
Fotografía de fi.pinterest.com
Si hablamos del boom turístico de los años 60 y 70, a diferencia de otros sitios donde lo importante es el crecimiento, la creación de empleo y el dinero, Menorca y sus habitantes han querido y sabido mantener su identidad y sus valores por encima de un beneficio económico, dándole así su singularidad, algo mucho más valioso que el propio dinero.
Así no es de extrañar, que la isla preserve un status natural poco degradado, sumado a la climatología mediterránea marcada sobre todo por una altísima humedad, convierten la isla en un auténtico jardín gigante, donde puedes contemplar las especies vegetales en su máximo esplendor, así como encinas centenarias o endemismos como la orquídea ophrys balearica. Del mismo modo, toda ella es un parque de observación de aves, pudiéndose ver desde la misma carretera águilas, falcones, milanos, búhos, autillos o los alimoches, especie en peligro de extinción, residiendo en Menorca la población más grande de Europa.
Además, la isla cuenta con un amplio registro de la historia, como las primeras civilizaciones que habitaron en ella o los usos tradicionales del bosque hasta nuestros días.
Es como si el ser humano prácticamente no hubiera causado impacto en este paraíso durante el paso de los años.
Parece ser que los habitantes de una pequeñísima isla del Mediterráneo, con su voz calmada y serena, nos muestran y nos enseñan a vivir en el mundo actual, sin perder de vista los orígenes, las raíces y el respeto hacia el mundo natural, que, a fin de cuentas, es lo que nos sostiene a todas y todos.
Os invito a que descubráis los secretos del pasado y del presente que esconde la isla.
Fotografía de todocolección.net
Pau Campàs Pongiluppi
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Muchas gracias por el trabajo realizado!! Muy interesante
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