¿SOLO ROCA Y NIEVE?
Paisaje nevado. Valle de Estós. Foto propia.
Si algo caracteriza al Parque Natural Posets-Maladeta, y por lo que recibe a la mayoría de sus visitantes, son las numerosas cumbres que superan los 3.000 metros. El Aneto es el gran atractivo deportivo del parque, pero no solo en su cumbre podemos ver cientos de montañeros en verano, sino que estos también se aventuran por los demás rincones a más de tres mil metros que hay.
A tresmil metros, Armeria sp. Foto propia
Dejando aparte el reto deportivo, cuando uno está en una cumbre de tres mil metros, rodeado de piedras, de nieve, quizás en alguna canal arenosa, con un paisaje en ocasiones lunar, en el que la inestabilidad y el efecto de la gravedad son patentes a su alrededor, llama la atención esa florecilla que brota de una pequeña fisura en una roca, ese pájaro que se ve sorprendido a nuestro paso o los acrobáticos saltos de los sarrios.
Y sí, por increíble que parezca, allí viven una serie de plantas y animales, perfectamente adaptados a la altura y a sus carencias.
Sarrios, portal de Remuñe, 2.830 m. Foto propia.
Las que pueden moverse lo hacen arriba y abajo en función de la época del año, el resto permanece y sobrevive gracias a las adaptaciones que han adquirido a lo largo de su evolución al vivir en este entorno de alta montaña.
Las estrategias son variadas, pero algunas conocidas por todos sean aquellas por las que algunos animales cambian de color como la perdiz nival y el armiño para hacerse menos visibles, con tonos pardos en veranos y blancos en invierno.
El pelaje de los mamíferos también cambia notablemente, no solo en su coloración, sino también en su densidad. Otros pasan los rigores invernales en hibernación o aletargados, como las marmotas y otros roedores.
Perdiz nival cambiando plumaje. Foto: Jan Frode Haugseth, cimanorte.com
Pero el rigor de la altura no solo se hace notar en invierno. La falta de un terreno estable hace que no existan suelos fértiles a gran altitud, además la radiación solar es más intensa, la época favorable a la reproducción y al desarrollo es breve, el agua en ocasiones es muy escasa... Y esto es así para animales y plantas.
Pero a pesar de ello, en el aspecto desolado que muestran las cumbres en verano, dominado por la roca, la vida vegetal se desarrolla vigorosa. Hay cerca de mil especies de plantas, una cuarta parte de toda la flora vascular de los Pirineos, que habita por encima de los bosques, en una superficie pequeña que apenas es el cinco por ciento de toda la cordillera. Todas estas plantas, en invierno, bajo el manto de nieve, tienen órganos de reserva, raíces muy desarrolladas y extensas... pero en verano también se observan sus adaptaciones a la altura como la abundante pilosidad, cuyo caso más extremo podemos verlo en la "famosa" flor de nieve o Edelweiss.
Flor de nieve. Foto propia.
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