El Parque
natural de Calblanque supone la cuna de diferentes especies de FAUNA. En
particular, en Calblanque encontramos mamíferos como zorros, tejones y
conejos; peces autóctonos como el fartet, anfibios como la tortuga
boba o las bandadas de flamencos de las salinas del
Rassall.
Como
curiosidad, el primer nido en 100 años de la tortuga boba fue formado en 2019
en Cala Arturo, una cala con un baño ideal, y más a primera hora de la mañana,
muy cerca de las salinas y de las dunas.
Por lo
tanto, la fauna es muy diversa en este espacio protegido. Verbigracia, las
Salinas del Rasall aportan refugio y alimento a numerosas aves acuáticas como
las garcetas, cigüeñuelas, avocetas, chorlitejos, patinegros y gaviotas de Audouin,
entre otras.
Como hemos
adelantado, también adquiere especial protagonismo en las salinas el fartet, un
pez endémico del sureste ibérico que se encuentra en peligro de extinción.
Otras especies relevantes que habitan en este paraje son el halcón peregrino, el búho real y el águila perdicera. También encontramos mamíferos como el tejón y la garduña y reptiles como el eslizón ibérico, la culebra bastarda y el lagarto bético.
Si
en la anteriormente citábamos la FAUNA ahora indagamos sobre la fauna de Calblanque, en esta ocasión
lo haremos respecto a su FLORA, con la que es tal la diversidad que
supone una auténtica joya botánica. Gran parte de esta culpa la tienen los
diferentes ambientes que la rodean y sus condiciones climáticas.
Muestra de ello es la presencia de los pinares de pino carrasco, matorrales, ramblas, arenales, dunas, paleodunas, calas y acantilados, así como una cuenca endorreica en la que se encuentran las Salinas del Rasall, ya mencionadas. Estas últimas suponen un humedal, incluido dentro de la ZEPA Mar Menor.
Este
espacio natural cuenta con especies exclusivas del sureste peninsular y con
importantes iberoafricanismos como el ciprés de Cartagena o la jara de
Cartagena. Las dunas móviles marítimas son ambientes muy frágiles e inestables,
que cuentan con especies como la esparraguera marina, el lirio de mar, el
cuernecillo de mar o el cardo marino.
En
acantilados rocosos encontramos plantas que crecen en grietas y fisuras,
haciendo frente a la escasez de suelo y agua y al azote constante de la
maresía. Al mismo tiempo, el hinojo marino o la margarita de mar son
algunas de las especies que viven en estos ambientes.
(Las
referencias bibliográficas las recopilaremos en la última entrada, por si son
de vuestro interés).
No hay comentarios:
Publicar un comentario