miércoles, 24 de noviembre de 2021

Más vegetación de la esperada

Libre Sancho Martinez (Sierra de Bernia)




 Nunca me había parado a mirar en la cantidad de plantas diferentes que podía haber en una montaña y eso que me encantan y paso mucho de mi tiempo libre subiéndolas. Para mí, es una de mis actividades favoritas. Es una forma de desconectar de la ajetreada vida urbana.

 Desde que empiezas la ascensión por las faldas de la sierra, el árbol que predomina es el pinnus halepensis, pasando hasta de los mil metros, aunque también hay pinnus pinea (piñonero), pero en menos cantidad y este cuanto más vamos subiendo va desapareciendo. Si te fijas, puedes encontrar alguna plantación de olivos y de almendros, pero no son extensiones muy grandes. Al igual que los invernaderos de caqui o cítricos, como la naranja y la mandarina.

 Dejamos la carretera atrás y nos adentramos en la montaña por las sendas y quitando algún grupo pequeño de pinos o de quercus ilex (carrasca), los árboles que veremos, estarán bastante aislados. La carrasca, podremos encontrarla prácticamente en todo el recorrido hasta la cima. Nos cruzaremos con zonas repletas de chamaerops humilis (palmito), que los más elevados se quedan a poco más de la mitad de la subida.

 Acercándonos al fuerte, podemos ver una cantidad enorme de jara blanca y aliaga. La última vez que lo visité, estaba la aliaga en flor y era una preciosidad ver la montaña teñida de amarillo. En menos cantidad se pueden encontrar: sabina, brezo, lavanda, rabo de gato, esparraguera blanca, albaida, coronilla, polio, zamarrilla, malva, esparto, romerillo, madreselva, cardos, tojo, poleo amargo, albarraga, gamoncillo, flor de la estrella y jabonera rocosa.

 Hacia el lado de la cueva, encontraremos muchas plantas de lentisco, enebro y zarzamora. También veremos mucho torvisco, que en la prehistoria se utilizaba como amuleto y repelente de malos espíritus.

 Es muy bonito cuando nos encontramos con un arbusto típico de nuestros montes, como es la coscoja. Al igual que ocurre con el cantueso, que cada vez que lo veo, me recuerda muchísimo a mis padres, que siempre tienen en casa para hacer infusiones. O romero y tomillo que lo dejamos de ver o por lo menos no tanto a partir de los mil metros. 

 Y en las zonas húmedas, donde hay rocas desprendidas, que por el camino casi hay que escalar, te cruzas con euforbio mediterráneo y paredes verdes pintadas de hiedra.

 Para terminar, quiero decir que, a partir de ahora me fijaré mucho más en la vegetación que me rodea cuando haga una excursión por un espacio natural.

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